viernes, 22 de noviembre de 2019

La encrucijada de Bolivia: entre la república y el Estado plurinacional

Un manifestante a favor de Evo Morales con una Whipala

La encrucijada de Bolivia: entre la república y el Estado plurinacional

© REUTERS / Marco Bello
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Bolivia, bajo el nuevo Gobierno de facto de Jeanine Áñez (118)
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Las grandes contradicciones, intolerancia y hastío que ahora agitan Bolivia, muestran que la solución de esta situación va más allá de la determinación de posible fecha de nuevas elecciones o del retorno, o no, de Evo Morales a Bolivia. ¿Estarán dispuestos los líderes a buscar soluciones pacíficas y consensuadas?
Desde el mes de octubre Bolivia continúa siendo escenario de intensas movilizaciones y bloqueos, pero hay que notar que, hubo un cambio esencial de actores, con intereses diametralmente opuestos.
Luego de los hechos que desembocaron en la renuncia de Evo Morales y su inmediato exilio, junto a todo su entorno, el vacío de poder fue ocupado por una autodesignada presidenta, la senadora Jeanine Áñez impulsada por los líderes cívicos cruceños, el Ejército, la Policía, entre otros.
Las movilizaciones que se habían llevado a cabo hasta antes del 12 de noviembre, contra el entonces Gobierno de Evo Morales en distintas ciudades, cesaron luego de la autoproclamación de Áñez, pero fueron sustituidas por otros actores políticos que rechazan ser gobernados por Áñez.
El país estuvo paralizado por varias semanas y no ha vuelto a la normalidad, pues el problema político es profundo. Por las posiciones observadas en los distintos sectores y actores en conflicto, no se avizora que baje la turbulencia, más aun cuando las víctimas mortales van en aumento y ahora suman más de dos decenas.

La wiphala, símbolo de identidad

Innumerables reportes periodísticos y en las redes sociales mostraron al mundo a miles de ciudadanos bolivianos que salieron a reivindicar su bandera que fue rechazada y ofendida por algunos policías amotinados. La bandera plurinacional además fue retirada del Palacio de Gobierno y de Plaza Murillo tan pronto se autodesignó presidenta la senadora Áñez.
Durante las movilizaciones de protesta se observan dos aspectos sobresalientes: ciudadanos empuñando con orgullo la wiphala y el rechazo al Gobierno de Jeanine Áñez. Esta indignación es una muestra clara de lo profundo que ha calado ese símbolo como encarnación de la diversidad cultural del Estado Plurinacional.
Pero además de ver gente humilde indignada por el maltrato a su emblema, se observa una multitud preocupada por su futuro.
​Tristemente, estas justas manifestaciones fueron empañadas y dañadas en su imagen, por la aparición de grupos violentos que sembraron pavor en ciertos barrios de las ciudades, en especial en El Alto, Cochabamba y La Paz, lo que generó un rechazo de la población y ahonda aún más las divisiones de la sociedad boliviana.

¿Pugnas internas del Gobierno de facto?

Al otro lado del panorama político actual se observa que la composición del Gobierno de Áñez muestra al menos dos sectores con claros intereses políticos. Por un lado, la designación de dos importantes ministrosrecayó en dos personas cercanas al líder cívico Luis Fernando Camacho, tal es el caso de Jerjes Enrique Justiniano Atalá, como ministro de la Presidencia y Luis Fernando López Julio como ministro de Defensa.
Ambos ministerios son clave en el control del país, tanto en lo civil como en lo militar. Por tanto, se podría afirmar que quien actualmente gobierna es gente de Camacho.
La otra ala más visible es el ministro del Interior, Arturo Carlos Murillo Prijic y la autonombrada presidenta Jeanine Áñez, ambos electos al Parlamento boliviano por el partido Unidad Demócrata, que obtuvo en las elecciones de 2014 el 24% de los votos.
Murillo llegó al Gobierno con un hambre de venganza colosal pues representó la oposición más acérrima al Gobierno de Evo Morales. Por lo pronto el ministro del Interior está muy ocupado en "cobrar cuentas pasadas" a los allegados de Evo en el Chapare, e ir a la caza de exministros y otros asuntos conexos.
Cabe recordar que el actual partido de Jeanine Áñez tiene como uno de sus líderes al senador Óscar Ortiz, candidato presidencial, quien seguramente no ha depuesto su deseo de ser presidente de Bolivia.

Evo y Eva

La recientemente elegida presidenta del senado boliviano, Eva Copa, es una joven desconocida, militante del partido de Evo Morales, que, a diferencia de otros representantes y autoridades del anterior Gobierno, no se asiló ni salió del país, pese a las amenazas, según indicó en una entrevista.
El expresidente Morales y la actual presidenta de la Cámara de Senadores, parecen tener distintas agendas. Mientras Evo expresa su voluntad de volver al país e insiste en haber ganado las elecciones del 20 de octubre pasado, Eva negocia en el Parlamento una ley para convocar a nuevas elecciones.
Por su parte, el candidato opositor Carlos Mesa, parece haberse evaporado.
Los votantes de Mesa, fundamentalmente masas urbanas, que tuvieron como factores de cohesión los incendios en la Chiquitanía boliviana, el rechazo a la continuidad de Evo Morales en la silla presidencial, entre otros factores, ahora están desmovilizados y no ven como suyas las movilizaciones del Chapare, El Alto o la defensa de la wiphala.
Mientras tanto, Camacho se alista para ser presidente
El líder cívico Luis Fernando Camacho ahora se campea por el país a sus anchas, sostiene reuniones con distintos sectores y ha reclamado al Gobierno de México por supuestos hechos cometidos por el expresidente Morales desde su exilio en ese país.
​Mientras Evo anunció que quiere una "comisión de la verdad" para demostrar que ganó las elecciones y se apresta a pedir ayuda a personalidades internacionales, Camacho da pasos acelerados y exige pronta convocatoria a elecciones, pues el terreno está abonado para ser el nuevo candidato en las elecciones que se avecinan.
​Bolivia se debate entre dos planes
Pero más allá de los líderes y las disputas internas en los partidos y el Parlamento, Bolivia ahora parece debatirse entre dos proyectos: el retorno a la República o el sostenimiento del Estado Plurinacional.
Esto se hace patente en las disyuntiva actuales, de las cuales destaco dos: la biblia frente al laicismo y el falso dilema de la bandera tricolor versus la wiphala.
La pugna entre esos proyectos, inclinará la balanza a uno u otro lado en dependencia de la fuerza (interna y externa) que logren acumular.
El proyecto de la "república" parece haber parido a su nuevo líder en Luis Fernando Camacho, quien ha sustituido al cansado y poco carismático Carlos Mesa.
El proyecto "Estado plurinacional" no avizora aun un nuevo líder. Por ahora solo se observa a un cuestionado Evo Morales, desgastado en su credibilidad.
Los elementos indicados aquí de manera escueta hacen suponer que en Bolivia el asunto va más allá de una ley de convocatoria a elecciones y el país no se apaciguará con una celebración de elecciones, pues hay resquebrajamientos que no pueden ocultarse.
En Bolivia hoy está en juego no solo quién será el nuevo presidente o presidenta, sino muchos intereses económicos y el propio modelo del Estado plurinacional.
Habrá que pensar en otros elementos que ayuden a la sociedad boliviana a salir de esta encrucijada, donde predomine el diálogo, evitando la violencia, que solo nos acarreará más violencia.
Mientras tanto, el comandante del Comando Sur de los EEUU, el almirante Craig Keller, ha dicho que ellos están observado la situación de Bolivia muy de cerca y agregó "aplaudimos la profesionalidad que hemos visto de las Fuerzas Armadas bolivianas hasta ahora".

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