domingo, 1 de septiembre de 2019

El gran error estratégico de Matteo Salvini en Italia y en el mundo 10 Embriagado de éxito, el líder ultraderechista italiano menospreció a sus adversarios ANNA BUJ | ROMA, CORRESPONSAL 30/08/2019 23:40 Actualizado a 31/08/2019 19:12 Matteo Salvini anunció en julio que él no iba a tomarse vacaciones. El líder ultraderechista italiano consideró conveniente trasladar su cuartel general a la playa, cambiar sus uniformes por el bañador e irse de juerga en Milano Marittima, en el norte del país. Con el mojito en la mano se convirtió en dj. Pinchó el himno de Mameli mientras bailaba una chica con un bikini en estampado animal. Tenía motivos para estar de celebración: las encuestas le daban cerca del 38% de los votos, el Parlamento acaba de aprobarle su segundo decreto de seguridad y se sentía el monarca absoluto de Italia. Con el 4% de los votos Recogió la Liga Norte despedaza en el 2013 y la convirtió en el primer partido ultraderechista europeo Embriagado de éxito, Salvini cometió entonces el que seguramente sea el peor error de cálculo de su vida política, cambiar la playa por un mitin en Pescara para pedir a los italianos que le entregasen “plenos poderes”. Tumbó el ejecutivo sin que nadie entendiera muy bien los motivos, anunció una moción de censura contra su propio Gobierno y empezó a planificar una campaña electoral antes de los presupuestos del año que viene, con los que seguramente iba a salir perdiendo. El liguista, un animal político sin parangón que recogió una Liga Norte despedazada en el 2013 con un 4% de los votos y la convirtió en el primer partido ultraderechista europeo con un 34% en estas europeas, no tuvo en cuenta que con sólo un 17% de los votos –el resultado histórico que logró la Liga en marzo del 2018– en Italia es muy difícil llevar la voz cantante. Menospreció el rencor de su ninguneado compañero de viaje, Luigi Di Maio, la influencia que sigue teniendo el exprimer ministro Matteo Renzi en la política italiana y hasta al hasta ahora discreto Giuseppe Conte, que veía un hombre de paja a su servicio y se ha convertido en su peor enemigo. Ahora se siente irremediablemente de camino a la oposición Aislado internacionalmente Se equivocó al ponerse en contra a Bruselas y Washington mientras Conte ganaba aliados “Ha cometido muchos errores tácticos, pero hay uno estratégico de fondo”, analiza el politólogo Giovanni Orsina. “Italia es un país muy expuesto a nivel internacional. En Europa se ha puesto a todos en su contra, y tampoco ha logrado el apoyo de Estados Unidos. Con ser muy fuerte dentro de tus fronteras no basta: si no tienes el apoyo de Bruselas, por lo menos debía tener el de Washington. Se ha visto que con Moscú y Budapest, un italiano no va a ninguna parte”, subraya el experto. Mientras Salvini saboreaba la que pensaba que sería una clarísima victoria electoral que le otorgaría el control absoluto de Italia durante los próximos cinco años, la llave para elegir al sucesor de Sergio Mattarella en la presidencia de la república y colocar a su gente en puestos importantes de empresas con participación pública, Conte y los suyos empezaron a maniobrar para quitarle esa idea de la cabeza. Desesperado, Salvini acusa a todos de un complot urdido en los despachos de Berlín, Bruselas y París. Él se ha pasado todo el año insultando a Angela Merkel y Emmanuel Macron, mientras Conte ha sido muy hábil en ganarse sus simpatías y también las del presidente estadounidense, Donald Trump, que le considera su “nuevo amigo”. La estrategia Ahora busca llevar a los suyos a las calles a la espera de un fallo de la nueva mayoría En público, los políticos de la Liga defienden férreamente a su Capitano. En privado, alguno no oculta que les ha comprometido, y mucho. Su segundo, Giancarlo Giorgetti, no se mordió la lengua. “Se ha equivocado con los tiempos. No debía anunciar la crisis ahora”, dijo al Corriere della Sera. Pero Salvini no tira la toalla, y esta semana, al despedirse de sus empleados en el Ministerio del Interior, prometía que no era un adiós, sino un hasta luego. “He visto algunas lágrimas”, aseguró. Ahora su propósito es llevar a su gente a las plazas italianas, algo que sabe hacer muy bien, a la espera de que la nueva mayoría cometa otro fallo. Por eso les ha convocado a dos citas próximas para intentar demostrar que sigue siendo el primer político en Italia. El próximo 15 de septiembre será el evento en Pontida, el aquelarre anual de los liguistas, y para el 19 de octubre ha anunciado una multitudinaria manifestación en Roma. “Podrán escapar de las elecciones seis meses o un año, pero no para siempre”, razona el ultraderechista. “El pacto entre el M5E y el PD tiene muchos defectos y debilidades monstruosas. Un jefe político como Salvini no puede hacer otra cosa que llamar a su gente a la calle, pero el problema es que continúe sin entender que no todo se resuelve allí”, avisa Orsina. Il Capitano esta vez deberá aprender la lección.

El gran error estratégico de Matteo Salvini en Italia y en el mundo
 10 Embriagado de éxito, el líder ultraderechista italiano menospreció a sus adversarios.

https://www.lavanguardia.com/internacional/20190830/4783886043/el-gran-error-de-il-capitano.html
ANNA BUJ | ROMA, CORRESPONSAL
30/08/2019 23:40
Actualizado a
31/08/2019 19:12

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Matteo Salvini anunció en julio que él no iba a tomarse vacaciones. El líder ultraderechista italiano consideró conveniente trasladar su cuartel general a la playa, cambiar sus uniformes por el bañador e irse de juerga en Milano Marittima, en el norte del país.

Con el mojito en la mano se convirtió en dj. Pinchó el himno de Mameli mientras bailaba una chica con un bikini en estampado animal. Tenía motivos para estar de celebración: las encuestas le daban cerca del 38% de los votos, el Parlamento acaba de aprobarle su segundo decreto de seguridad y se sentía el monarca absoluto de Italia.


Con el 4% de los votos
Recogió la Liga Norte despedaza en el 2013 y la convirtió en el primer partido ultraderechista europeo

Embriagado de éxito, Salvini cometió entonces el que seguramente sea el peor error de cálculo de su vida política, cambiar la playa por un mitin en Pescara para pedir a los italianos que le entregasen “plenos poderes”. Tumbó el ejecutivo sin que nadie entendiera muy bien los motivos, anunció una moción de censura contra su propio Gobierno y empezó a planificar una campaña electoral antes de los presupuestos del año que viene, con los que seguramente iba a salir perdiendo.

El liguista, un animal político sin parangón que recogió una Liga Norte despedazada en el 2013 con un 4% de los votos y la convirtió en el primer partido ultraderechista europeo con un 34% en estas europeas, no tuvo en cuenta que con sólo un 17% de los votos –el resultado histórico que logró la Liga en marzo del 2018– en Italia es muy difícil llevar la voz cantante. Menospreció el rencor de su ninguneado compañero de viaje, Luigi Di Maio, la influencia que sigue teniendo el exprimer ministro Matteo Renzi en la política italiana y hasta al hasta ahora discreto Giuseppe Conte, que veía un hombre de paja a su servicio y se ha convertido en su peor enemigo. Ahora se siente irremediablemente de camino a la oposición


Aislado internacionalmente
Se equivocó al ponerse en contra a Bruselas y Washington mientras Conte ganaba aliados

“Ha cometido muchos errores tácticos, pero hay uno estratégico de fondo”, analiza el politólogo Giovanni Orsina. “Italia es un país muy expuesto a nivel internacional. En Europa se ha puesto a todos en su contra, y tampoco ha logrado el apoyo de Estados Unidos. Con ser muy fuerte dentro de tus fronteras no basta: si no tienes el apoyo de Bruselas, por lo menos debía tener el de Washington. Se ha visto que con Moscú y Budapest, un italiano no va a ninguna parte”, subraya el experto.

Mientras Salvini saboreaba la que pensaba que sería una clarísima victoria electoral que le otorgaría el control absoluto de Italia durante los próximos cinco años, la llave para elegir al sucesor de Sergio Mattarella en la presidencia de la república y colocar a su gente en puestos importantes de empresas con participación pública, Conte y los suyos empezaron a maniobrar para quitarle esa idea de la cabeza. Desesperado, Salvini acusa a todos de un complot urdido en los despachos de Berlín, Bruselas y París. Él se ha pasado todo el año insultando a Angela Merkel y Emmanuel Macron, mientras Conte ha sido muy hábil en ganarse sus simpatías y también las del presidente estadounidense, Donald Trump, que le considera su “nuevo amigo”.


La estrategia
Ahora busca llevar a los suyos a las calles a la espera de un fallo de la nueva mayoría

En público, los políticos de la Liga defienden férreamente a su Capitano. En privado, alguno no oculta que les ha comprometido, y mucho. Su segundo, Giancarlo Giorgetti, no se mordió la lengua. “Se ha equivocado con los tiempos. No debía anunciar la crisis ahora”, dijo al Corriere della Sera.

Pero Salvini no tira la toalla, y esta semana, al despedirse de sus empleados en el Ministerio del Interior, prometía que no era un adiós, sino un hasta luego. “He visto algunas lágrimas”, aseguró. Ahora su propósito es llevar a su gente a las plazas italianas, algo que sabe hacer muy bien, a la espera de que la nueva mayoría cometa otro fallo. Por eso les ha convocado a dos citas próximas para intentar demostrar que sigue siendo el primer político en Italia. El próximo 15 de septiembre será el evento en Pontida, el aquelarre anual de los liguistas, y para el 19 de octubre ha anunciado una multitudinaria manifestación en Roma. “Podrán escapar de las elecciones seis meses o un año, pero no para siempre”, razona el ultraderechista. “El pacto entre el M5E y el PD tiene muchos defectos y debilidades monstruosas. Un jefe político como Salvini no puede hacer otra cosa que llamar a su gente a la calle, pero el problema es que continúe sin entender que no todo se resuelve allí”, avisa Orsina. Il Capitano esta vez deberá aprender la lección.

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