Al menos 19 policías mueren en ataque de Talibán en Afganistán
Al menos 19 policías han muerto este sábado en un ataque del grupo Talibán a su base en la provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán.
El gobernador de la provincia de Kunduz, Nehmatula Taimuri, tras confirmar en la misma jornada el ataque y las muertes, ha añadido que cinco efectivos militares han resultado heridos.
En total, 36 miembros de las fuerzas de seguridad afganas han muerto en dos ataques por separado en las últimas horas. Pues otra operación de los talibanes, realizada la noche del viernes contra una base militar en la provincia occidental de Herat, acabó con la vida de 17 soldados del Ejército afgano.
Ambos ataques se produjeron horas antes de que el grupo Talibán anunciara su primer alto el fuego de tres días con las fuerzas afganas por motivo de la celebración del Eid al-Fitr, festividad que marca el final del mes sagrado del Ramadán, el noveno mes del calendario islámico. Sin embargo, ha excluido a las fuerzas extranjeras del cese de hostilidades, asegurando que si sus milicianos son atacados, responderán.
La medida de Talibán se produce después de que el presidente de Afganistán, Ashraf Qani, anunciara el jueves por primera vez un alto de fuego de dos semanas con el este armado como parte de sus esfuerzos para alcanzar la paz. Pero Qani precisó que seguirían luchando contra los terroristas del EIIL (Daesh, en árabe) y otros grupos terroristas y sus socios, respaldados desde el extranjero.
Respecto al anuncio de Talibán sobre el cese al fuego de tres días, Mohamad Haroon Chajansuri, portavoz del presidente afgano, ha dicho este mismo sábado que “el Gobierno afgano saluda cualquier paso que conduzca al fin del derramamiento de sangre en Afganistán”.
En 2001, Washington y sus aliados invadieron Afganistán como parte de la llamada guerra contra el terrorismo. La ofensiva apartó del poder al grupo extremista Talibán, pero la inseguridad, pese a la presencia de soldados extranjeros, sigue haciendo estragos en todo el territorio.
EE.UU. y sus aliados aumentan su presencia en Afganistán a pesar de que tanto los comandantes estadounidenses como el propio presidente estadounidense, Donald Trump, reconocen que Washington “está perdiendo” su prolongada guerra en dicho país.
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