lunes, 28 de mayo de 2018

Italia: Jaque a la Unión Europea

Italia: Jaque a la Unión Europea

http://www.elmundo.es/internacional/2018/05/29/5b0c4f24e2704e872f8b45c9.html

ANÁLISIS

El líder de La Liga, Matteo Salvini, llega a la Cámara Baja, en Roma. Giuseppe LamiEFE
La decisión del presidente italiano abre un cisma en el país, mientras que Bruselas y los líderes europeos le respaldan.
Si el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, asfaltó el lunes una autopista de dirección única. En Roma y en Milán hay un cisma entre los defensores del jefe del Estado y quienes lo critican por creerse un "rey" y atribuirse competencias más allá del texto formal de la Constitución. En Bruselas, no. En la capital comunitaria el cierre de filas con él es total. Lo fue hace tres semanas cuando en unas jornadas muy especiales en Florencia hizo un discurso europeísta extraordinario llamando al orden al Movimiento Cinco Estrellas y la Liga y lo fue este lunes, con la resaca de su histórica decisión. Nadie duda de su prestigio, de su honor, de su voluntad y de sus intenciones. Es la personificación de un hombre de Estado. Pero tampoco duda nadie que los efectores colaterales pueden ser devastadores.
Mattarella tenía pocas opciones y ninguna buena. Estaba en 'zugzwang', esa posición ajedrecística en la que cualquier movimiento legal empeora irremediablemente la situación y conduce a la derrota. Sus problemas empezaron hace 85 días, pero se intensificaron con la designación de Giuseppe Conte. Poner al frente de un país como Italia a un desconocido sin ninguna experiencia en política y en Europa, y totalmente dependiente de sus jefes (leones con piel de cordero disfrazados de ministros del gabinete) era un suicidio. No hay un ordenador en el mundo lo suficientemente potente para generar una simulación en la que la jugada hubiera salido bien.
Una vez impuesto y aceptado Conte (y tras tragarse a un xenófobo como ministro de Inmigración) Mattarella vetó a Paolo Savona en Finanzas. Por un lado, para la UE eso fue un alivio. Hace tres años el euro estuvo a punto de saltar por los aires por las negociaciones fallidas con Grecia, un país con un PIB más pequeño que el de la región del Lazio. Imaginar a la tercera potencia de la Eurozona con un Varoufakis de 82 años y su propio plan secreto para la salida de la moneda única quitaba el sueño hasta a los más curtidos del Eurogrupo. Con la prima de riesgo subiendo cada día, la bolsa en rojo, una deuda del 130% del PIB, un estancamiento crónico y una Cumbre sobre el euro crucial en apenas 30 días, Mattarella no podía aceptar a un euroescéptico al frente del ministerio de Finanzas, por más que fuera un ex ministro, ex responsable de un 'hedge fund' y viva muestra de la 'casta' que los nuevos partidos dicen combatir.
No habrá crisis en el Eurogrupo en los próximos seis meses, pero la elección de Cottarelli, el tecnócrata más perfecto que una impresora 3D podría perfilar, le ha dado en bandeja la campaña al M5E, la Liga o Hermanos de Italia. Es una persona formada, perfecta para el control de las cuentas públicas, y un hombre de negro del FMI. La democracia va mucho más allá de los ahorros y el 'spread', y en Bruselas aún debería esconcer el fracaso de su niño más bonito: Mario Monti.
Italia se mueve como nadie en el caos político y constitucional, pero en el barro es donde la Liga y Cinco Estrellas llevan las de ganar. No tienen que esforzarse demasiado, pues la dicotomía más sencilla del mundo ya está sobre la mesa: soberanía nacional frente a "injerencia extranjera". La libertad y el bienestar de los italianos frente a la imposición de la "Europa de las finanzas", del mercado, de Merkel, de Macron, de Soros. Cuore contra burocracia.
"Hemos perdido a Italia", vaticinó ayer un ministro de Asuntos Exteriores a sus colegas durante una de sus reuniones en Bruselas. Y el pesimismo es compartido. La realidad, le guste o no a la UE y al Quirinale, es que Italia es euroescéptica. Más que la Grecia de Syriza. La duda o el rechazo están en una mayoría del electorado y en una clara mayoría del Parlamento. Está en las calles, en la sociedad civil, en las televisiones y no pueden ni deben ser ignorados ni silenciados. Europa lo sabe, y se tambalea. Italia es pieza básica de la arquitectura institucional y de la gobernanza de Europa. Es clave para mantener las sanciones a Rusia, de la que Salvini es el principal apologeta. Para las elecciones europeas de dentro de un año. Para la reforma de la Eurozona, a pesar de que sus ciudadanos son los más escépticos de todos. Para frenar la deriva autoritaria en Visegrado. Y sin embargo, Bruselas no puede hacer absolutamente nada.
La UE, como el presidente Mattarella, está en 'zugzwang'. Cada vez que un líder institucional, un comisario o un ministro abren la boca, Salvini gana votos. Si la Comisión, pues no puede hacer otra cosa, pide que se cumplan las reglas fiscales, los escépticos ganan votos. Si no da el suficiente dinero para cualquier partida mediterránea, ídem. Haga lo que haga, por exceso o por defecto, por el tono, por el acento, por la intención, todo será malinterpretado y usado en su contra. Así que guarda silencio, impotente, y pone la otra mejilla mientras reza para que aparezca alguien capaz de defender sus intereses y valores con fuerza suficiente como para contrarrestar la feroz arremetida de sus críticos.
Decía Longanesi que el italiano es un totalitario en la cocina, un demócrata en el Parlamento, un católico en la cama y un comunista en las fábricas, y que en el país todos son extremistas, pero por prudencia. Y eso vale también para Europa. Allí donde los milagros son algo ordinario, donde nació el populismo y donde cuando sopla el viento del cambio todos cierran la ventana, todo puede ocurrir.

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