jueves, 15 de marzo de 2018

Los créditos bancarios morosos de los bancos italianos ascienden a 300,000,000,000 euros , como eso es un peligro para todo Europa ,ahora les exigen a los españoles que aporten dinero para tapar el hueco.¿obedecerán?

Los créditos bancarios morosos de los bancos italianos ascienden a 300,000,000,000 euros , como eso es un peligro para todo Europa ,ahora les exigen a los españoles que aporten dinero para tapar el hueco.¿obedecerán?


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La futura Unión Bancaria ya emite facturas
El agujero bancario de Italia obliga a más provisiones para todos
Afectarán a los resultados de la banca española en 2018

http://www.icnr.es/articulo/elagujerobancariodeitaliaobligaamasprovisionesparatodos

Juan José González

15 marzo del 2018

Los riesgos bancarios permanecen en Europa en su punto más elevado tras la crisis financiera. Se ha avanzado poco, no se han hecho los deberes e, incluso, algún socio ha hecho caso omiso de las directrices de Bruselas. La referencia es clara: Italia es el malo y el feo de la película. Y ahora es el problema. El BCE parece ahora decidido a coger al toro por los cuernos aunque sin correr demasiados riesgos: teme una reacción en cadena si dispara directamente contra el malo. Teme Bruselas que el agujero colosal de la banca italiana, originado por los activos dañados provoque una explosión sin control, irreparable del otro agujero, sideral, evaluado actualmente en el billón de euros que pesa sobre las espaldas de los balances bancarios europeos. Las esperanzas estaban puestas en que la normativa sobre las provisiones bancarias demostraría su eficacia con el paso del tiempo. Pero tras dos años de práctica, el lastre, al igual que los riesgos, continúa creciendo y los bancos en peor situación, caso de los griegos y chipriotas, húngaros, eslovenos, búlgaros o croatas continúan inmersos en una suerte de círculo vicioso que les impide reducir los riesgos, en parte por la actitud lógica de las entidades bancarias nacionales de colaborar en la salvación de las economías de sus propios países, y también por la dificultad de financiarse en otros mercados. Al BCE no se le ocurre mejor idea que, al igual que se comparten las ganancias (cuando las hay) se deben compartir también las pérdidas, que en este caso son los perjuicios causados por las deudas, los activos dañados, el agujero del billón de euros. Y la forma elegida es el aumento de las provisiones, endurecimiento, acompañado de nuevas medidas paliativas para resolver el problema.
España no tiene mayor problema, en principio, aunque Bruselas ya le comunicó al supervisor local en diciembre pasado que deberá mantener la velocidad de reducción de activos morosos al tiempo que busca soluciones imaginativas para devolver el dinero del rescate y demás ayudas. Así todo parece estar en orden en la banca española, sin embargo, la amenaza de nuevas (ligero aumento) provisiones se presenta como lo que son, un agravio comparativo -a cuenta de Italia que pagarán todos los socios- un nuevo riesgo sobre las cuentas de resultados para 2018.

A la banca española le toca una parte del agravio en forma de aumento de las provisiones que deberán aplicar las entidades a partir de que sea aprobada la nueva regulación. Es un asunto el del endurecimiento de las provisiones al que le todavía le falta lo más importante: el consenso. Porque las normas, aunque proporcionalmente al tamaño del riesgo, obligarán a todos los socios de la UE a realizar un pequeño ajuste al alza de las provisiones.

Lo que para algunos es todo un síntoma de las buenas intenciones de la Comisión Europea en avanzar en el camino de la Unión Bancaria, es para otros un nuevo inconveniente en otro camino, como es seguir avanzando en el saneamiento de las entidades. De cualquier forma, en uno u otro camino, el obstáculo parece ser el mismo, como si fuera un enemigo común (y lo es). Se trata del riesgo de los activos morosos que mantiene la banca italiana y que le sitúan en una delicada posición política en Europa y peligrosa en los mercados financieros. 

Más de 300.000 millones de euros es el tamaño que exhibe el agujero bancario del país, problema urgente también para el BCE que no quiere dejar pasar la oportunidad de contar todavía con un presidente colega, al que apenas le quedan unos meses para pilotar una solución soportable para sus paisanos al tiempo que razonable para el resto de Europa. Se quiere resucitar la idea de una caja común, un banco malo. Pero nada de banco malo europeo, sería un agravio insoportable para algunos socios en tanto que la solución ya es operativa en algunos países miembro y porque habría socios que se negarían siempre y por sistema a pagar los excesos y errores de otros socios.

Negativa que parece razonable en la medida en que la solidaridad europea sigue sin estar acreditada y de la que tan sólo se ha podido demostrar su hipocresía. Así que, de banco malo europeo nada: que cada palo aguante su vela, en función de sus riesgos. Otro asunto es que el endurecimiento de la normativa, la relativa a las provisiones, vaya a causar en las cuentas de los bancos españoles un pequeño roto. Un agravio comparativo que habrá que apuntar en el debe de la pretendida y costosa Unión Bancaria. Aunque se reconocen algunos avances en el control de los riesgos, no se oculta que los niveles en algunos casos, continúan siendo insoportables, insostenibles y que por esta razón se hace casi imposible avanzar en el proceso de reducción, lo cual implica y obliga a poner en marcha nuevas normas. 

De lo contrario, la reducción de los activos morosos es uno de esos fenómenos que se prolongarán varias décadas, quizá medio siglo, aventuran en medios del Banco Central Europeo. Un asunto, probablemente el más sensible para los miembros de la UE, que está bloqueando cualquier avance hacia el objetivo final de la Unión Bancaria, hoy a debate pero en el más absoluto desacuerdo de las partes (siendo estas el norte y el sur de Europa) en cómo resolver las situaciones de riesgos y, sobre todo, la forma de compartirlos. Los créditos morosos en Europa se han reducido casi en un tercio en los tres últimos ejercicios pero se mantienen en el 4,6% de los activos totales. 

Si bien el avance es positivo y aleja el riesgo de un nuevo aumento, en España ese porcentaje de activos morosos se sitúa en el 5,3%, es decir, superior a la media europea. Según Bruselas, aunque la banca se ha recapitalizado en torno a los 240.000 millones de euros, algunos países no progresan adecuadamente en la reducción de los activos morosos. La mención no contiene nombre pero la referencia es clara, es Italia. Y sobre este país, este problema, se estrecha el cerco que la Comisión Europea plasma en su intención de endurecer la normativa de provisiones para todos.

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