Arabia Saudita busca nuevos socios
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Por Clifford Kraus
Arabia Saudita busca nuevos socios
Los yacimientos de esquisto de EU inundan con crudo al mercado petrolero y así depende menos de la OPEP. (Jim Wilson/The New York Times)
Desde hace mucho tiempo, Arabia Saudita ha sido la fuerza dominante en el petróleo, dejando al mundo a merced de sus intereses. Sin embargo, la naturaleza cambiante de la industria energética —el boom de la producción petrolera en los yacimientos estadounidenses de esquisto, la persistencia de precios más bajos del crudo y el ascenso del gas natural— ha transformado la ecuación geopolítica.
Si bien Arabia Saudita aún es un importante productor de energía, debe compensar su pérdida de ingresos. Y EE.UU., China y Rusia están al acecho con la esperanza de sacar provecho.
Rusia, resintiéndose con las sanciones occidentales y los menores precios del petróleo, se moviliza para acoger a Arabia Saudita a pesar de una rivalidad en Siria. China, con su producción petrolera nacional en marcado descenso, busca un flujo constante no sólo de crudo saudita, sino de inversiones sauditas en sus crecientes industrias petroquímica y de refinación. Y Washington está dispuesto a pasar por alto esos coqueteos con la esperanza de que Arabia Saudita siga siendo un baluarte estratégico contra Irán.
Los deseos de los tres encajan en la estrategia de Arabia Saudita de encontrar socios en un empuje por diversificar su economía, recortar los déficits presupuestarios y asegurar tanto el estado benefactor del reino como su monarquía. La piedra angular del proyecto es la propuesta Oferta Pública Inicial de Saudi Aramco, la paraestatal petrolera, un trato que podría valer cientos de miles de millones de dólares.
El éxito final de la OPI de Saudi Aramco, prometida para más tarde este año, sigue en duda.
El interés en la OPI ha brindado al reino un mayor apalancamiento en una época en que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), mediante la cual ha ejercido su poder durante mucho tiempo, ha perdido influencia.
Los sauditas, liderados por el príncipe heredero Mohammed bin Salman, buscan vincular los recortes en la producción de la OPEP durante los últimos dos años con los recortes de Rusia, para apuntalar los precios. A más largo plazo, quieren importar gas natural para reemplazar el consumo nacional de petróleo para electricidad, liberando más crudo para su exportación. También elevan inversiones en refinerías de todo el mundo para garantizar mercados para el crudo al tiempo que hacen ventas de gasolina, diesel y otros productos refinados de mayor valor.
“Los bajos precios del petróleo han vuelto insostenible el estilo de vida saudita, así que tienen que encontrar alternativas”, dijo Bruce Riedel, ex analista de Medio Oriente para la CIA. “Van a acoger con entusiasmo a cualquier socio que encuentren que pueda ayudarles a hacer eso”.
Arabia Saudita busca nuevos socios
Saudi Aramco busca una Oferta Pública Inicial que valdría cientos de miles de millones de dólares. (Christophe Viseux for The New York Times)
El socio más sorprendente es Rusia, que se mantiene del lado opuesto de la guerra civil siria y también intenta forjar mejores relaciones con Irán, rival de Arabia Saudita. En el otoño de 2016, el Rey Salman, el padre del príncipe heredero, hizo el primer viaje oficial a Rusia por parte de un monarca saudita reinante. Se alcanzaron múltiples acuerdos de cooperación, así como un compromiso por parte de la compañía petroquímica más grande de Rusia, Sibut, para construir una planta en Arabia Saudita.
Las relaciones entre las compañías petroleras china y saudita se habían estrechado en años recientes. Aramco compró una participación del 25 por ciento en una refinería en la provincia de Fujian operada por el gigante petrolero paraestatal Sinopec, y las compañías tienen empresas conjuntas de refinería en Arabia Saudita. China y Arabia también firmaron un acuerdo preliminar el verano pasado para crear un fondo de inversión de 20 mil millones de dólares para proyectos de infraestructura, energía y minería.
“Igual podemos trabajar con ellos”, dijo Sadad Ibrahim al-Husseini, ex vicepresidente ejecutivo de Saudi Aramco. “Necesitan energía desesperadamente y nosotros tenemos enormes cantidades de energía, así que las piezas encajan”.
Los esfuerzos de Saudi Aramco para convertirse en una potencia global en refinación sólo pueden incrementar el valor de la propuesta Oferta Pública Inicial de la compañía, que ya produce más crudo que cualquiera otra del mundo. Muchos bancos internacionales, entre ellos JPMorgan Chase, HSBC, Goldman Sachs, Citigroup, Morgan Stanley y Credit Suisse, están buscando participar del futuro trato.
El reino ha valuado a la compañía en 2 millones de millones de dólares, cifra que los banqueros de inversiones dicen sería realista si el petróleo valiera 100 dólares el barril, casi 40 dólares más que el precio actual. Muchos expertos en energía dudan que la OPI quede completada debido a interrogantes sobre el estado de derecho en Arabia Saudita.
©2018 The New York Times
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