Nuevo ajuste fiscal en Grecia por el traidor Tsipras (cobrador de la troika que funge de presidente griego) El gobierno se comprometió a recortar otros € 3,6 mil millones ($ 3.8bn) adicionales en 2019 y 2020 . Grecia, no puede escapar de la penuria provocada por la deuda pública contraída con el FMI y el Eurogrupo. según Michael Roberts ( un reconocido economista marxista británico) El capitalismo griego no se recuperará para restaurar los niveles de vida de la mayoría, ya fuese dentro, con el programa de la troika, o fuera del euro con su propia moneda y sin apoyo de la eurozona .El gobierno de Syriza ha hecho todo lo que le ha pedido la Troika para que el pueblo griego pague por el fracaso del capitalismo griego.No es extraño que el FMI considere que este enfoque es insostenible.
Pensamiento Crítico. Grecia: Las memorias de un marxista errático
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Por Michael Roberts
Yanis Varoufakis se describió en una ocasión como un ‘marxista errático’. Este economista heterodoxo se convirtió en ministro de Finanzas del gobierno griego liderado por Syriza durante el período más intenso de la crisis de la deuda griega, cuando los griegos trataban de evitar las severas medidas de austeridad impuestas por la troika compuesta por […]
Yanis Varoufakis se describió en una ocasión como un ‘marxista errático’. Este economista heterodoxo se convirtió en ministro de Finanzas del gobierno griego liderado por Syriza durante el período más intenso de la crisis de la deuda griega, cuando los griegos trataban de evitar las severas medidas de austeridad impuestas por la troika compuesta por la UE, el FMI y el BCE en 2015 y permanecer en la zona euro.
Varoufakis fue cesado por el primer ministro Tsipras cuando este decidió capitular ante las exigencias de la troika, a pesar de que el pueblo griego había votado contra la austeridad de la Troika en un referéndum sin precedentes convocado por el propio Tsipras. Desde entonces, el gobierno de Syriza ha aceptado una serie de medidas adicionales de austeridad fiscal, incluyendo recortes en los salarios y el empleo en el sector público, disminución de pensiones y privatizaciones a cambio de una serie de limosnas de la UE en forma de créditos para pagar sus deudas, en un circulo sin fin.
Varoufakis acaba de publicar sus memorias de cuando fue ministro de Finanzas y sobre lo que ocurrió en las discusiones y negociaciones con los líderes de la UE y otros en relación a la gestión de la deuda pública griega. Según Paul Mason, que reseña el libro, “Varoufakis ha escrito una de las memorias políticas más importantes de todos los tiempos.” Creo que es un poco exagerado si se las compara con Mi vida de Trotsky o, para el caso, las memorias políticas de Churchill. Pero, sin duda, el libro es interesante, porque como dice Mason es “la historia por dentro de la alta política contada por un extraño.” Según Mason, Varoufakis muestra gráficamente que “los políticos electos tienen poco poder; Wall Street y una red de fondos de riesgo, multimillonarios y dueños de medios de comunicación tienen el poder real, y el arte de la política es reconocer esto como un hecho de la vida y lograr lo que pueda, sin entorpecer el sistema “.
Varoufakis señala que “Grecia había quebrado en 2010, cuando la UE la rescató, y el rescate fue diseñado para salvar a los bancos franceses y alemanes, lo que Angela Merkel y Nicolas Sarkozy sabían; y sabían además que sería un desastre“.
El objetivo de los líderes del euro en 2010, cuando se desarrolló la crisis griega a raíz de la Gran Recesión y la crisis financiera global era asegurarse que los bancos alemanes y franceses no sufrirían graves pérdidas por una bancarrota griega. Estos bancos habían comprado enormes cantidades de deuda pública griega para obtener beneficios y ahora, como consecuencia de la crisis, los bonos griegos no valían nada.
A los líderes de la UE se le ocurrió una solución:
los bancos tendrían que aceptar un pequeño ‘recorte’ (no más del 10% de sus activos en renta fija) y el resto de la deuda se trasladaría a los libros de la UE, el BCE y el FMI para ser pagado más o menos durante la próxima década.
La Troika exprimiría al pueblo griego el dinero que prestase para pagar a los bancos.
Ocurrió que la izquierdista Syriza obtuvo su conocida victoria en las elecciones griegas con un programa de rechazó de la carga de la deuda y de las medidas de austeridad. Esto es lo que escribí entonces: “La alternativa para volver a tener la sartén por el mango es: exigir la anulación de la deuda en euros y los préstamos del FMI (la exigencia original de Syriza) o por defecto; imponer controles de capital, hacerse cargo de los bancos griegos y apelar el apoyo del pueblo griego y la solidaridad del movimiento obrero europeo.
Que sean los líderes del Euro los que tengan que dar el primer paso sobre la pertenencia a la zona euro, no Syriza. El problema es que se ha hecho creer al pueblo griego que sólo hay una salida: un acuerdo con el Eurogrupo en términos cada vez peores. No se les ha ofrecido la alternativa de un plan socialista de inversión y un llamamiento a la solidaridad de toda Europa“.
Después de meses de negociaciones con los líderes de euro, Tsipras convocó un referéndum para rechazar cualquier acuerdo de austeridad, esperando perderlo (al igual que Varoufakis, aparentemente). Perder la votación habría permitido escapar a Tsipras del anzuelo, permitiéndole acceder a las medidas de la troika porque eso era lo que querían los griegos. Pero Tsipras y Varoufakis se llevaron un susto. A pesar de una campaña masiva en los medios de comunicación de los líderes de la eurozona y de las fuerzas conservadoras griegas; a pesar de que los alemanes y el BCE obligaron a una contracción del crédito, a la fuga de capitales y al cierre de los bancos griegos durante semanas, el pueblo griego dijo No.
Sin embargo, Tsipras decidió hacer caso omiso de ese voto y optó por capitular. Mason dice que eso es lo que había que hacer. “Sigo creyendo que Tsipras acertó cuando cedió ante el ultimátum de la UE …. Para Tsipras – y para la generación de ex detenidos y víctimas de la tortura que reconstruyó la izquierda griega después de 1974 – permanecer en el poder como un escudo abollado contra la austeridad era preferible a entregar el poder a un grupo de mafiosos políticos respaldados por una turba de niñatos ricos a la moda “. ¿Lo dice de verdad Mason? ¿Era la derecha mafiosa la única alternativa? En lugar de construir un movimiento de apoyo al gobierno y proponer un plan de emergencia para el pueblo griego y su economía, ¿la mejor solución era ceder?
En julio de 2015, hice un repaso a las opciones de Syriza. Por un lado, la solución neoliberal exigida por la Troika. Es decir, recortar el sector público y sus costes, congelar los salarios y hacer que pensionistas y otros pagasen más. Su objetivo era aumentar la rentabilidad del capital griego y, con inversión extranjera adicional, restaurar la economía. Quizás la economía de la zona euro finalmente comenzase a crecer fuertemente y ayudaría a Grecia, como una pleamar levanta todos los barcos.
La siguiente solución fue la keynesiana, defendida por el ala izquierda dentro de Syriza (pero no por Varoufakis, que calló y se fue a EEUU – al parecer debido a las amenazas de muerte contra su familia, según sus memorias). Esto implicaba aumentar el gasto público para aumentar la demanda, la cancelación de parte de la deuda del gobierno y la salida de Grecia del euro para adoptar una nueva moneda (el dracma), que sería devaluada todo lo necesario hasta que la industria griega volviese a ser competitiva en los mercados mundiales.
El problema de esta solución es que creía que el capital griego podría renacer con un tipo de cambio más bajo y que un mayor gasto público aumentaría la ‘demanda’ sin bajar aún más la rentabilidad. Sin embargo, la rentabilidad del capital es clave para la recuperación en una economía capitalista. Los exportadores griegos pueden haberse beneficiado de una moneda devaluada, pero muchas empresas griegas que ganaban dinero en casa en dracmas serían diezmadas. Y el rápido aumento de la inflación que habría seguido a la devaluación no sólo no elevaría la rentabilidad sino que se comería los ingresos reales de la mayoría, porque los salarios no lograrían crecer como la inflación. De hecho, eso es lo que está sucediendo desde la votación sobre el Brexit en el Reino Unido.
La tercera opción era la socialista – algo que no defendía nadie, ni Tsipras, ni Varoufakis ni la izquierda de Syriza (y que por lo que cree Mason, jamás podría ser viable).
Esta partía de reconocer que el capitalismo griego no se recuperaría para restaurar los niveles de vida de la mayoría, ya fuese dentro, con el programa de la troika, o fuera del euro con su propia moneda y sin apoyo de la eurozona.
La solución socialista era sustituir el capitalismo griego por una economía planificada, en la que los bancos griegos y las grandes empresas fuesen propiedad y estuviesen controladas públicamente y el afán de lucro fuese reemplazado por la búsqueda de la eficiencia, la inversión y el crecimiento.
La economía griega es pequeña, pero cuenta con un pueblo educado y muy capaz y algunos recursos más allá del turismo.
Utilizando su capital humano de una forma planificada e innovadora, podría crecer. Pero al ser pequeña, sería necesario, como todas las pequeñas economías, la ayuda y la cooperación del resto de Europa.
Esta solución habría requerido que Syriza movilizase el apoyo latente de la gente a través de comités de trabajadores para discutir un plan de emergencia para el cambio.
Implicaría la nacionalización inmediata de los principales bancos para asegurar el pago de los depósitos privados (a pesar del BCE) y la toma del control de las grandes empresas (revertiendo las privatizaciones) para establecer un plan de producción e inversión.
Eso habría exigido dirigirse al movimiento obrero y a las fuerzas progresistas de los principales países de la UE para que exigiesen a sus gobiernos el fin de la austeridad en Grecia o hacerla abandonar el euro y en su lugar aliviar esa ‘deuda odiosa’, al igual que se perdonó a los alemanes en la década de 1950 su deuda por reparaciones de guerra (que sigue sin pagar a Grecia por la destrucción y la muerte causadas por los nazis).
Esta opción socialista era la único que habría permitido a Grecia salir de su infierno. Pero, por supuesto, era extremadamente difícil de implementar.
Sí, las fuerzas conservadoras dentro de Grecia se movilizarían.
Sí, los militares griegos podían levantar cabeza.
Y sí, los líderes de la eurozona tratarían de estrangular a la pequeña Grecia socialista y sacarla a patadas del euro y de la UE. Pero la batalla por una transformación socialista siempre plantea este tipo de obstáculos; y sólo la unidad de clase en toda Europa y una dirección griega dispuesta a todo podrían haberlos superado. Pero los líderes de Syriza, incluyendo a Varoufakis (el ‘marxista errático’), nunca consideraron esa opción como viable y el marxista Paul Mason está de acuerdo con ellos. Para ellos no había otra alternativa que aceptar las imposiciones de la Troika, que han continuado hasta nuestros días. Y Mason admite que “el gobierno de Tsipras no ha demostrado ser un escudo muy eficaz para la clase obrera griega” incluso si (como dice) fue “una protección eficaz para los más de un millón de sirios inmigrantes que desembarcaron en las costas griegas en las semanas siguientes a la rendición económica“.
Mason cree que los logros de Tsipras al construir Syriza y llevarla al gobierno son mayores que los del ‘marxista’ no-ortodoxo Varoufakis que se mantuvo ‘limpio’ cuando la capitulación de julio de 2015. Pero al parecer, si la ‘izquierda global’ se recupera, lo que “necesita son líderes como Tsipras y encontrar pensadores y ejecutores como Varoufakis, y mimarlos.” Pero las memorias de Varoufakis y las acciones de Tsipras no parecen justificar la admiración de Mason.
Esta misma semana, el gobierno griego liderado por Syriza firmó otra ronda de medidas de austeridad a cambio del próximo tramo de los llamados fondos de rescate de la UE. El gobierno se comprometió a recortar € 3,6 mil millones ($ 3.8bn) adicionales en 2019 y 2020, ha encajado una caída de las pensiones (9%) y aceptado una disminución de los impuestos sobre las empresas como contraprestación a destinar una suma equivalente a medidas de alivio de la pobreza.
El gobierno de Syriza ha hecho todo lo que le ha pedido la Troika para que el pueblo griego pague por el fracaso del capitalismo griego. Y sin embargo, los líderes de la UE aún no han acordado un ‘alivio de la deuda’. De hecho, están hablando de sólo discutirlo una vez que se hayan aplicado las medidas de austeridad del último rescate en su totalidad y el programa finalice en 2018. Mientras tanto, el gobierno griego debe tener un superávit presupuestario anual (antes del pago de intereses de los préstamos) del 3,5% del PIB hasta nueva orden. Es un porcentaje superior al de cualquier otro país de la UE y ¡mucho mayor, durante más tiempo, que ningún gobierno haya logrado nunca!
No es extraño que el FMI considere que este enfoque es insostenible. “Incluso si Grecia, a través de un esfuerzo heroico, puede lograr temporalmente un excedente de cerca de 3,5% del PIB, pocos países han logrado alcanzar y mantener niveles tan altos de sus saldos primarios durante una década o más, y es muy poco probable que Grecia pueda hacerlo, teniendo en cuenta la debilidad de sus instituciones decisorias y las proyecciones sugieren que el desempleo seguirá siendo de dos dígitos durante varias décadas.”
Grecia, no puede escapar de la penuria provocada por la deuda pública contraída con el FMI y el Eurogrupo. Hay un nuevo y detallado estudio de los planes de la troika (UE, BCE y FMI) para forzar al gobierno griego a tener un excedente fiscal primario (excluyendo el pago de intereses) del 3,5% del PIB a partir de 2018 en adelante. El estudio demuestra que será imposible que Grecia soporte ese nivel de austeridad y, aunque lo hiciera, no conseguiría frenar el aumento de la carga de la deuda. “La experiencia del pasado sugiere que la política fiscal esperada – un superávit antes del pago de intereses por valor de 3,5 por ciento del PIB, durante 16 años – no tiene literalmente ninguna posibilidad de éxito, incluso si Grecia fuera capaz de comenzar a generar un superávit primario del 3,5 por ciento en 2018, de acuerdo con los objetivos señalados”.
Continúa: “la deuda de Grecia al EFSF se doblaría hasta los 278.000 millones de € en 2050, cuando se asume que el aplazamiento de intereses acabe, y empiece un lento descenso, pero la cantidad pendiente de pago en 2080 todavía sería mayor que la actual.” ¡70 años desde que comenzó la crisis! En el documento se dice que la UE debería ofrecer más dinero para el rescate a partir del próximo año para “mantener a Grecia a flote” . Pero la deuda se mantendría y seguiría subiendo, incluso con más medidas de austeridad (ya sin precedentes en la historia fiscal). La única solución es cancelar la deuda.
Mientras Varoufakis publica sus memorias como ministro de Finanzas durante la crisis de la deuda, denuncia las políticas podridas y crueles de la Troika, y recorre Europa participando en seminarios para exigir una Europa mejor, el gobierno de Syriza liderada por Tsipras sigue tratando de cumplir las exigencias y los objetivos de la Troika, en la vana esperanza de que el capitalismo europeo se recupere y crezca y permita a los griegos quedarse con algunas migajas de la mesa. Puede que haya incluso algún acuerdo para el ‘alivio de la deuda’. Pero Grecia seguirá soportando la carga insostenible de la deuda en sus cuentas públicas para las generaciones venideras, mientras que el nivel de vida de la familia griega media cae por debajo de antes de que Grecia se sumara a la zona euro. Toda una generación de griegos vivirá peor que la anterior y todavía está por llegar otra recesión global.
Michael Roberts es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Traducción:G. Buster
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