martes, 3 de enero de 2017

Los bancos centrales sueltan las riendas de los mercados (la Fed y otros bancos centrales ya no fabricarían billetes para estimular la economía sino que el gobierno central comenzara a gastar y a comprar de todo, desde activos reales hasta servicios y la economía crecería y crecería aumentando la inflación, pero una cosa es lo que diga el Sr Trump y otra es que el partido republicano lo apruebe, ademas, recuerde que todo puede ser una gigantesca mentira y el sr comience a vender al descubierto ). Por JON SINDREU encontrado en el WSJ

Los bancos centrales sueltan las riendas de los mercados (la Fed y otros bancos centrales ya no fabricarían billetes para estimular la economía sino que el gobierno central comenzara a gastar y a comprar de todo, desde activos reales  hasta servicios y la economía crecería y crecería aumentando la inflación, pero una cosa es lo que diga el Sr Trump y otra es que el partido republicano lo apruebe, ademas, recuerde que todo puede ser una gigantesca mentira y el sr comience a vender al descubierto  )


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PHOTO: STEPHEN VOSS FOR THE WALL STREET JOURNAL; KAI PFAFFENBACH/REUTERS; ANTHONY DEVLIN/PA WIRE/ZUMA PRESS
Por

JON SINDREU

martes, 3 de enero de 2017 17:19 EDT

Para los mercados, la era de los bancos centrales puede estar empezando a llegar a su fin.

En 2017, el endurecimiento de la política monetaria y la mejora de los fundamentos económicos podrían ayudar a soltar a los mercados de las garras de los bancos centrales, cuyas políticas de estímulo en los últimos años han dominado las transacciones de bonos, acciones y otros activos.

El giro presagia grandes cambios para los inversionistas, que ya están reconfigurando sus carteras.

Un prolongado período de tasas de interés sumamente bajas y compras de activos por parte de los bancos centrales impulsó el alza de los precios de las acciones y los bonos considerados seguros.

Ahora, los inversionistas esperan que el desempeño económico pase a ser un motor de los mercados y que el estímulo monetario deje de expandirse.

Eso significa que los activos más riesgosos, que se benefician más del crecimiento económico, prolongarían en 2017 su auge de fin del año pasado,
mientras que los bonos y las acciones más defensivas seguirían sufriendo.

Los analistas también prevén que los inversionistas se concentren más en la rentabilidad de las empresas y su riesgo crediticio y menos tiempo en desmenuzar los discursos de los banqueros centrales palabra por palabra.

“Empezamos a regresar a un mundo en el que los fundamentos importan un poco más”, dice Dean Turner, economista de UBS Wealth Management.





Desde la crisis financiera, los bancos centrales han lanzado gigantescos programas de compra de activos y han mantenido las tasas de interés a niveles históricamente bajos o incluso negativos con el fin de estimular el crecimiento y la inflación.

El Banco Central Europeo compra cada mes 80.000 millones de euros (US$84.000 millones) en bonos soberanos y corporativos.
El Banco de Inglaterra también compra deuda corporativa y de gobierno.
El Banco de Japón incluso compra acciones.

Los ingresos de una empresa parecen más atractivos cuando las tasas de interés son bajas, lo que a menudo aumenta el valor de su acción. Eso ayuda a explicar por qué las acciones del índice S&P 500 se cotizan actualmente a 17 veces las ganancias que se prevé que generen durante el próximo año, en comparación con un promedio de 14,4 veces de los últimos 10 años, según el proveedor de datos FactSet.



“El mercado bursátil no ha sido liderado por las ganancias [de las empresas] durante mucho tiempo, sino por los bonos”, dice Scott Meech, gestor de fondos del banco privado suizo Union Bancaire Privée.

Sin embargo, muchos inversionistas divisan los límites de las políticas de estímulo de los bancos centrales.
El BCE amplió en diciembre su programa de compra de bonos, pero planea reducirlo a partir de abril ante las preocupaciones de que se estaba quedando sin activos para comprar.
 Poco después, la Reserva Federal de Estados Unidos subió su tasa de referencia en un cuarto de punto porcentual y sugirió nuevas alzas en el futuro.

Algunos inversionistas esperan que los gobiernos llenen el vacío y asuman un papel más protagónico a la hora de estimular el crecimiento y la inflación.

En EE.UU., el presidente electo Donald Trump se ha comprometido a aumentar el gasto en infraestructura y aliviar la regulación financiera.

 Los mayores precios de las materias primas también han impulsado las expectativas de inflación.

“Los bancos centrales, en particular la Reserva Federal, podrían tener menos capacidad para seguir una política expansiva si los estímulos fiscales y la desregulación ayudan a estimular economías que ya se estaban recuperando”, dice Arnab Das, jefe de investigación económica de mercados emergentes de Invesco.

Desde noviembre, las acciones del índice MSCI World que están más expuestas a las oscilaciones económicas —conocidas como acciones cíclicas—, han subido 10%. Las acciones consideradas más seguras, o defensivas, treparon sólo 4,6%, a pesar de haber superado el desempeño promedio desde la crisis financiera. En relación con las acciones defensivas, los precios de las acciones cíclicas se ubican en su nivel más alto desde 2008.

Los bancos de la zona euro son un buen reflejo del mayor apetito por el riesgo: sus acciones recibieron una paliza durante gran parte de 2016, pero recuperaron terreno tras su gran repunte de los últimos dos meses.

Por el contrario, los precios de los bonos globales han caído 5% en el mismo período. El rendimiento del bono del Tesoro de EE.UU. a 10 años está en 2,446%. Los rendimientos se mueven en dirección opuesta a los precios.

La pregunta es si las empresas serán lo suficientemente rentables en 2017 como para justificar las apuestas arriesgadas del mercado. Las ganancias proyectadas por acción para el próximo año se encuentran en máximos históricos para el S&P 500 y se han recuperado para el Stoxx Europe 600 después de haber caído a finales de 2015.

“La tendencia de las ganancias mejora en todo el mundo”, dice Nigel Bolton, gestor de fondos de BlackRock Inc., la mayor administradora de activos del mundo, con US$5,1 billones bajo supervisión. “Ahora estamos en este momento ideal para las acciones”.

La economía de EE.UU creció a una tasa anual de 3,2% en el tercer trimestre, su nivel más dinámico en dos años. Los inversionistas son un poco más optimistas sobre las perspectivas económicas de la zona euro y Japón, dos mercados caracterizados por años de crecimiento débil. Un crecimiento estable de 6,7% en China en los primeros tres trimestres de 2016 ha calmado los temores de un colapso doloroso.

“Es cierto que los bancos centrales se están retirando, pero lo hacen por una razón”, dice Fabio Bassi, jefe de estratega de precios de J.P. Morgan Chase & Co.

Los riesgos, sin embargo, siguen latentes: en los últimos años, las ganancias de las empresas han tendido a decepcionar. Y el fin de la omnipresencia de los bancos centrales, que es poco probable que se desvanezca rápidamente, ha sido anunciada antes.

Además, la prevista explosión del gasto fiscal puede no producirse. La política fiscal sigue sujeta a restricciones políticas, como los temores sobre la deuda pública.


“Salvo que haya una amenaza de recesión, no debemos esperar un plan amplio para estimular la economía financiada por un déficit”, dice Didier Borowski, analista de Amundi Asset Management, el mayor inversionista de Europa, que administra US$ 1,1 billones.

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