domingo, 5 de junio de 2016

EEUU colabora con Irán en el genocidio de los sunies en Iraq, por ejemplo en Faluya donde con el cuento de la liberación van a matar a todos los hombres y sus mujeres serán violadas y embarazadas por los chiíes .// por ETHEL BONET. encontrado en le Confidencial.

EEUU colabora con Irán en el genocidio de los sunies en Iraq, por ejemplo en Faluya donde con el cuento de la liberación van a matar a todos los hombres y sus mujeres serán violadas y embarazadas por los chiíes  

Choque frontal entre EEUU e Irán por el control de la ofensiva contra el ISIS

http://www.elconfidencial.com/mundo/2016-06-03/eeuu-iran-irak-estado-islamico-faluya-arabia-saudi-kurdos_1210854/


EEUU tiene 4.000 asesores militares en Irak, pero se ha quedado al margen de la crucial ofensiva sobre Faluya. Irán domina la escena. Y los intereses de ambos chocan frontalmente

 Foto: Combatientes del grupo chií Kataib Sayyid al-Shuhada toman posiciones en los alrededores de Faluya, el 23 de mayo de 2016. (Reuters)
Foto: Combatientes del grupo chií Kataib Sayyid al-Shuhada toman posiciones en los alrededores de Faluya, el 23 de mayo de 2016. (Reuters)


ETHEL BONET. BEIRUT

03.06.2016 – 05:00 H.

Tienen el mismo objetivo en Irak -derrotar al Estado Islámico-, pero sus intereses chocan. Y la crucial batalla de Faluya ha vuelto a poner de manifiesto las desavenencias entre Estados Unidos e Irán en la gran ofensiva contra el grupo yihadista.


Mientras que el objetivo a largo plazo de Washington es “ayudar a los iraquíes a construir un Estado fuerte", la meta de Teherán es mantener un Gobierno débil en Bagdad bajo una fuerte influencia iraní. Por ello, la República Islámica está utilizando a las milicias chiíes en la batalla por Faluya, "para crear una especie de Estado dentro del Estado, lo mismo que hizo con Hizbulá en el Líbano”, explica a El Confidencial el coronel libanés retirado Nizar Abdelkader.

Estados Unidos respalda al Gobierno del primer ministro chií, Haider al Abadi, y entrena y asesora al ejército iraquí en la lucha contra el ISIS. Sin embargo, su actuación se ha visto limitada por el papel de Irán, que se ha convertido en la potencia extranjera más poderosa dentro del país. Aunque EEUU tiene actualmente 4.000 asesores militares en Irak y ha entrenado a las fuerzas de seguridad iraquíes durante casi dos años, se ha quedado, en gran medida, al margen de las operaciones para recuperar la ciudad de Faluya, en manos de los yihadistas desde enero de 2014.


Que se repitan las mismas atrocidades en Faluya es cuestión de tiempo. Una vez que las fuerzas de élite antiterroristas penetren en la urbe, miles de milicianos chiíes sin control lo harán también
A pesar de la importancia que tiene para Washington expulsar a los yihadistas de Faluya, las fuerzas estadounidenses se han limitado a llevar a cabo ataques aéreos contra el bastión del ISIS. Mientras, es Irán quien lidera la ofensiva terrestre. A la vanguardia de las operaciones en Faluya están miles de combatientes chiíes de las Unidades de Movilización Popular, milicias apoyadas por Teherán, que además ha colocado sobre el terreno a asesores militares iraníes.


Al mando de la fuerzas chiíes para liberar Faluya está el general iraní Qasem Soleimani, jefe de la fuerza de élite Al Quds, de los Guardianes de la Revolución Islámica. El general Soleimani también capitaneó la ofensiva de Tikrit, ciudad natal de Sadam Husein, en la provincia de Saladino, que fue liberada en abril de 2015. En el transcurso de las operaciones en Saladino, Naciones Unidas informó de miles de violaciones sectarias contra la población local, de mayoría suní, por parte de las milicias chiíes.

Que se repitan la mismas atrocidades en Faluya es una mera cuestión de tiempo. Una vez que las fuerzas de élite antiterroristas penetren en la urbe, miles de milicianos chiíes sin control lo harán también.


Fuerzas iraquíes y efectivos de las milicias chiíes disparan con fuego de artillería contra posiciones del ISIS en Faluya. (Reuters)


Fuerzas iraquíes y efectivos de las milicias chiíes disparan con fuego de artillería contra posiciones del ISIS en Faluya. (Reuters)

“EEUU se encuentra ante un gran dilema. Está preocupado porque el asalto para expulsar a los yihadistas de la ciudad podría ser contraproducente e inflamar los mismos sentimientos sectarios que han permitido que el Estado Islámico florezca”, advierte el coronel libanés Nizar Abdelkader.


Y es que en Faluya tiene todos los ingredientes para que se lleve a cabo un baño de sangre sectario. Sus más de 50.000 habitantes son de mayoría suní, por lo que simpatizan con el Estado Islámico, que está masacrando a cientos de chiíes, especialmente en Bagdad.

Precisamente, la ofensiva en Faluya se lanzó hace dos semanas tras una serie de sangrientos atentados en barrios chiies de la capital iraquí. Según las autoridades iraquíes, la mayoría de los atentados en Bagdad han sido planificados desde este feudo yihadista y, posteriormente, ejecutados por suicidas. “Faluya se ha convertido en una plataforma del terrorismo”, advirtió recientemente el primer ministro iraquí.


El peligro es que las milicias chiies no solo están luchando para liberar la ciudad del ISIS. Muchos ven a sus habitantes no como civiles inocentes, sino como colaboradores de los yihadistas

El peligro es que las milicias chiies de Movilización Popular no solo están luchando para liberar la ciudad del Estado Islámico, sino que quieren acabar con "el cáncer” de Faluya. Muchos de ellos ven a sus habitantes no como civiles inocentes sino como colaboradores de los yihadistas.


La localidad de Faluya es conocida por ser uno de los principales centros del islam radical suní y tradicional bastión de Al Qaeda. Las fuerzas iraquíes y estadounidenses sufrieron una gran derrota con la operación Phantom Fury en 2004, cuando intentaron expulsar a los radicales suníes de la ciudad. Desde entonces, la urbe ha sido un semillero de yihadistas. El Estado Islámico se asentó en Faluya, desde donde comenzó a extenderse hacia el norte de Irak.


Milicianos del ISIS celebran la conquista de Faluya en marzo de 2014. (Reuters)


Milicianos del ISIS celebran la conquista de Faluya en marzo de 2014. (Reuters)

A 15 kilómetros de la 'capital' del ISIS

En el otro frente abierto, Mosul, a 200 kilómetros de Bagdad, las discrepancias sectarias e intereses regionales también están ralentizando la ofensiva en la capital 'de facto' del 'Califato' en Irak. Estados Unidos, además de apoyar al Gobierno central, es aliado de los kurdos en el norte de Irak y Siria. Y para reconquistar Mosul, con más de un millón y medio de habitantes, es necesario coordinar las fuerzas de los peshmerga kurdos, el Ejército iraquí, las milicias chiíes y las tribus suníes.

Por el momento, no parece que hayan llegado a ningún pacto. En los últimos días, las milicias kurdas, con el apoyo aéreo de EEUU, han recuperado 120 kilómetros cuadrados alrededor de la ciudad y se encuentran a tan solo 15 kilómetros de Mosul. Algunos medios aseguran que han visto a soldados estadounidenses desplegados con los peshmerga en el frente de Mosul, a pesar de que su misión en Irak es la de “asesorar y asistir” a las fuerzas iraquíes sin participación directa en las operaciones de combate.
Unas fotografías recientes mostraban a soldados estadounidenses en el frente llevando en el uniforme la insignia del YPG, considerado grupo terrorista por el Gobierno turco

Una situación similar está sucediendo con el avance hacia Raqqa, el bastión del Estado Islámico en Siria, donde han aflorado de nuevo las diferencias, en este caso entre EEUU y Turquía. En Siria, los kurdos son el principal aliado de Estados Unidos en la lucha contra el régimen de Bashar al Asad.

 Sin embargo, esa unión de EEUU con las milicias kurdo-sirias, las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG), irrita profundamente a Ankara.

El primer grupo de 250 miembros de las fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos llegó hace una semana al noreste de Siria para apoyar en la lucha contra el ISIS a las Fuerzas Democráticas de Siria, una coalición mayoritariamente kurda. La ofensiva actual está centrada en el área de Manbij, en la frontera entre Siria y Turquía, un zona estratégica para los yihadistas, donde se llevan a cabo las operaciones de contrabando en la frontera.



Unas fotografías recientes mostraban a soldados estadounidenses en el frente llevando en el uniforme la insignia del YPG, considerado grupo terrorista por el Gobierno turco. Las autoridades turcas expresaron su indignación y el Pentágono respondió que sus soldados, pese a que las fotografías muestran a los militares desplazándose en camionetas, "no están en la línea del frente. Están en un rol de asesoramiento de estas fuerzas (moderadas)". Para rebajar tensiones, el portavoz del Pentágono, Peter Cook, justificó la acción diciendo que las fuerzas especiales “cuando operan en ciertas áreas, pueden mimetizarse con la comunidad para aumentar su protección y su seguridad".


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