Arde
Europa , (el autor pronostica una ola de guerras en Europa)
Arde
Europa
http://economia.elpais.com/economia/2016/05/19/actualidad/1463649107_080244.html
ANTÓN
COSTAS
22
MAY 2016 - 00:00 CEST
Maravillas
Delgado
Europa
arde por los cuatro costados. Es un incendio que se va propagando de Sur a
Norte (de Grecia, Portugal y España a Finlandia) y
de Este a Oeste (de Islandia a Polonia), con un foco de fuego cada vez más intenso en el centro, en
Alemania y Austria.
Se trata de un fuego alimentado por protestas
sociales y rebeliones políticas de muy variada naturaleza.
Primero surgieron las protestas sociales de los indignados contra la desigualdad y la
pobreza crecientes provocadas por las injustas políticas de austeridad que
cargaron sobre los más débiles la factura de una crisis que no habían
provocado.
Después vinieron
las protestas contra las reformas que buscaron mejoras de competitividad
empresarial a través de flexibilidad
contractual y bajadas de salarios.
Ahora se están generalizando en Europa las protestas contra el acuerdo comercial que
la Comisión Europea está negociando secretamente con la
administración norteamericana (TTIP).
Acompañando
a estas protestas sociales llegaron las rebeliones políticas. Su manifestación
más clara es la aparición de organizaciones de tipo
populista que están ganando el apoyo de los votantes. En unos casos se
trata de populismos de raíz democrática y pro europea (España) y en otros son
claramente fascistas, xenófobos, antidemocráticos y
antieuropeos (Francia, Holanda, Alemania, Polonia). Además están los
movimientos soberanistas (Brexit, Escocia, Cataluña
...).
Más allá de
los combustibles específicos que alimentan ese incendio en cada país,
¿tienen
algo en común estas protestas sociales y rebeliones políticas? Pienso que sí.
Tres cosas.
Primera, la
reacción contra la creciente desigualdad y la pobreza.
Segunda, la
inseguridad de muchas personas ante la incertidumbre de no saber si mañana
tendrán empleo, ingresos, salud o educación.
Tercera, la percepción de que las políticas responden a
los intereses de los muy ricos y de las grandes corporaciones, más que a
los intereses de los trabajadores, consumidores, pequeños ahorradores y
empresas.
Esa
desigualdad va abriendo un precipicio cada vez más amplió y profundo entre las
élites ricas y cosmopolitas y las clases medias y trabajadoras. Por su parte,
la inseguridad lleva a los más débiles a buscar refugio en el estado y en los
nacionalismos. Y la percepción de que la política está
secuestrada por las grandes empresas hace que muchos europeos vean la
regulación del mercado interior como un paraíso para el expolio fiscal de las
grandes empresas y un terreno abonado para las prácticas monopolistas.
El
progresismo tiene que buscar en la lucha contra los monopolios el camino para
reducir la desigualdad
Pienso que el incendio europeo tiene mucho que ver con
esta monopolización de la economía.
La política
europea de las últimas décadas ha sido business friendly (amigable para los
negocios) pero no competition and people friendly (amigable con la competencia
y los consumidores). La primera beneficia la economía golfa. La segunda a la
competencia. El análisis económico tiene muchos argumentos a favor de la
competencia; ninguno a favor de los monopolios y negocios protegidos. Hoy, como
a finales del XIX, cuando se promulgó la ley Sherman contra los monopolios, el
nuevo progresismo tiene que buscar en la lucha contra los monopolios el camino
para reducir la desigualdad y para generar oportunidades para todos.
Por otro
lado, mientras no se reconozca que la austeridad, las reformas y los acuerdos
comerciales tienen ganadores y perdedores será difícil que baje el tono de las
protestas sociales y que el populismo deje de tener apoyos. ¿Por qué suponer que los trabajadores
perjudicados por la reforma laboral o los consumidores afectados por el TTIP
van aceptar políticas que les perjudican? Si de verdad esas políticas
mejoran la productividad, ¿por qué no utilizar esos beneficios para compensar a
los perdedores?
En todo
caso, ¿de dónde vendrán las fuerzas que
hagan retroceder la desigualdad y la pobreza y pongan coto a los intereses de
las grandes corporaciones y de los muy ricos?
En un
reciente libro, a la vez sugerente por sus planteamientos e inquietante por sus
conclusiones, Global Inequality: A new approach for the age of globaliation,
Branko Milanovic, economista serbio norteamericano experto en desarrollo y
desigualdad, sostiene que la reducción de la desigualdad desde de los niveles
extremos que alcanzó a principios del siglo pasado hasta la relativa igualdad
de los setenta fue debida a dos tipos de factores.
Por un lado,
fuerzas “benignas” (la
extensión de la educación).
Por otro, fuerzas
“malignas” (las dos guerras
mundiales, las revoluciones sociales y políticas) impulsadas por la propia
desigualdad. Viniendo al tiempo presente, Milanovic cree que también ahora la
extrema desigualdad que estamos viendo traerá
fuerzas “malignas” que harán retroceder de nuevo la desigualdad. ¿Será el incendio que estamos viendo en
Europa la señal de que las fuerzas malignas se han puesto en marcha?
¿No
deberíamos aprender de la experiencia del siglo pasado para poner en marcha
fuerzas benignas? Tengo para mí que ha llegado el tiempo para un nuevo
progresismo. Pero no soy capaz de ver de qué fuerzas vendrá de la mano.
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