Panama
Papers: ud sabe que es un cheque al portador ¿no? Pero .. ¿ud sabe los que son
certificados de acciones de compañías al portador ? la información contenida en
los Panama Papers es explosiva y sacudirá el mundo.
Opinión:
Esconder dinero se ha vuelto un negocio incómodo
La ciudad de
Panamá.
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La ciudad de
Panamá. PHOTO: BLOOMBERG NEWS
Por KEN BROWN
jueves,
7 de abril de 2016 0:02
EDT
Dos meses
antes de la divulgación de los Panama Papers, el fiscal general de Suiza,
otrora uno de los países más reservados del mundo, proclamó a los cuatro
vientos que las empresas estatales de Malasia podrían
ser víctimas de una malversación de fondos del orden de los US$4.000 millones.
Las palabras
detonaron una bomba en un escándalo de larga data en torno de un fondo de
inversión del gobierno malayo, conocido como 1MDB.
También ilustraron lo mucho que ha cambiado en el turbio mundo de las cuentas
bancarias y las compañías offshore. Tal vez lo
más notable es que una declaración de esta naturaleza haya provenido del fiscal
suizo, uno de cuyos antecesores señaló que “cuesta distinguir cuál maletín
tiene dinero limpio y cuál dinero sucio”.
Aunque la información contenida en los Panama Papers es explosiva y sacudirá el mundo,
un vistazo más de cerca sobre el cumplimiento global de las normas y el bufete
de abogados detrás de los documentos filtrados muestra lo mucho que ha cambiado
en una industria dedicada a esconder el dinero de las personas.
Los negocios
de la firma panameña de abogados cuyos documentos fueron filtrados han estado
decayendo durante décadas a medida que los reguladores globales, encabezados
por Estados Unidos, emprendieron una ofensiva contra los paraísos fiscales y el
lavado de dinero. La firma, Mossack Fonseca & Co.,
estableció 13.287 empresas offshore en 2005, pero
apenas 4.341 en 2015, una caída de dos tercios. En los últimos tres
años, sus clientes formaron 16.323 compañías, pero desactivaron 28.777.
El bufete de
abogados ha enfatizado que no ha infringido ley alguna y que las informaciones
aparecidas en la prensa sobre sus actividades “se basan en presunciones y
estereotipos”. Los correos electrónicos y la información sobre el negocio de la
firma no pudieron ser verificados de forma independiente.
Mossack
Fonseca, al igual que muchas empresas en el mundo, tiene un rentable negocio de
acciones al portador. Es una estructura un poco arcaica en la que las acciones de una
compañía pertenecen a la persona que tenga los certificados de las acciones. Esto
permite que las empresas sigan existiendo pese a no
contar con un dueño inscrito. La firma de abogados tenía alrededor de
6.000 empresas con acciones al portador solamente en Panamá en 2005. La cifra
actual es de 170.
“La gente está saliendo
de este negocio”,
afirma Bryan C. Skarlatos, un abogado tributario de Kostelanetz & Fink LLP.
Los Panama
Papers, que tienen como punto de partida 1977, son en cierta forma un viaje al pasado del negocio de esconder activos
offshore, ya sea por motivos de privacidad,
evasión de impuestos u ocultar dineros mal habidos. Siguen habiendo
numerosos lugares donde esconder fondos, pero los métodos tradicionales y con
resultados comprobados se han vuelto más caros y riesgosos, lo que disminuye su
atractivo.
La ofensiva
contra los servicios offshore comenzó en EE.UU. con el esfuerzo para eliminar
el financiamiento de actividades terroristas tras los atentados del 11 de
septiembre de 2001. De ahí se extendió a la evasión de impuesto luego una serie
de casos que involucraron a bancos suizos y la crisis financiera global. La
mayor parte del resto del mundo se sumó a la ofensiva, algunos países a
regañadientes, en parte porque no podían darse el lujo de quedar al margen del
sistema financiero estadounidense, pero también porque vieron una oportunidad
para aumentar su recaudación tributaria.
La
Organización de para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) señala que 96 países han acordado
intercambiar información sobre transacciones financieras y utilizan estándares
comunes. Panamá prometió ceñirse a las directrices,
pero luego echó pie atrás, lo que lo hizo acreedor de las críticas en
público de la OCDE en febrero.
EE.UU. no se
ha sumado al plan de la OCDE, pero hace lo mismo bajo su propia legislación.
A pesar de
la campaña global, el sistema sigue teniendo fallas. La mayor desventaja es que
los países pueden optar por hacer la vista gorda sobre
lo que ocurre dentro de sus fronteras. Pero incluso en ese caso, una vez
que la información es compartida, a menudo se filtra.
Fue lo que
pasó en Malasia. Las filtraciones de los investigadores malasios del escándalo
de 1MDB indicaron que cerca de US$1.000 millones fueron
transferidos a las cuentas del primer ministro Najib Razak y revelaron
que la trayectoria de los fondos, que incluía el paso por bancos en Suiza,
Luxemburgo y otros países.
Suiza y al
menos otros seis países investigan 1MDB. Los suizos llevaban cinco meses de
investigación cuando el fiscal general de Malasia exoneró al primer ministro
diciendo que el dinero fue una donación legal de la familia real de Arabia
Saudita.
La campaña
interna para librar a Najib de toda culpa no llegó muy lejos. Días después, el
fiscal general suizo dijo que quería compartir los hallazgos de sus
investigadores con las autoridades malayas y soltó la bomba: US$4.000 millones podrían haber sido desviados en forma
ilícita del fondo.
Es muy poco
común que un alto funcionario de las fuerzas de seguridad apunte el dedo contra
otro gobierno, pero el que lo haya hecho una autoridad suiza ilustra la
transformación que ya lleva varias décadas de un país que pasó de ser un
colaborador a regañadientes a un acusador. El anuncio de Suiza llevó a las
autoridades de Luxemburgo y Abu Dhabi a lanzar sus propias investigaciones
sobre el caso de 1MDB.
El fiscal
general malasio y 1MDB han señalado que cooperan con los investigadores y Najib
ha negado haber cometido irregularidades o haber aceptado fondos para ganancia
personal.
Las personas
que siguen de cerca el tema dicen que no cabe duda que han surgido nuevas
maneras de ocultar el dinero de las autoridades. La estrategia principal es mantener los fondos lo más lejos posible del
sistema bancario internacional. Algunos apuntan al ascenso de monedas
digitales como bitcoin, mientras que otros que el combate contra los paraísos
fiscal ha producido un auge de los bienes raíces de lujo.
“Los
escondites son muy estrechos”, dice Monica Bhatia, jefa del Secretariado del
Foro Global sobre Transparencia e Intercambio de Información para Efectos
Fiscales de la OCDE. “Los contribuyentes pueden comprar diamantes y colocarlos
bajo siete llaves, pero hay cada vez menos lugares donde esconderse”.
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