Las
empresas energéticas de EEUU se disponen a retirar US$ 147,000,000,000 de sus líneas de crédito de grandes bancos norteamericanos
sabiendo que es muy probable que entren en cesación de pagos.
Los
bancos frenan el crédito que han prometido a las energéticas
http://lat.wsj.com/articles/SB12684670680850993999604582002610578080638?tesla=y
Jamie Dimon,
presidente ejecutivo de J.P. Morgan Chase & Co. PHOTO: KEVIN
WOLF/ASSOCIATED PRESS
Por RACHEL LOUISE ENSIGN
martes,
12 de abril de 2016
19:51 EDT
Los bancos
estadounidenses deben responder la pregunta de los US$147.000
millones: ¿usarán las empresas de energía el total de sus líneas de crédito?
Cuando los
grandes bancos empiecen hoy a dar a conocer sus resultados trimestrales, la
atención de los inversionistas estará puesta en las gigantescas carteras de
préstamos a empresas de petróleo y gas sobre las cuales hasta hace poco aquellos
tenían muy poca información.
Estas líneas crediticias todavía sin
utilizar han sido prometidas a las compañías de energía, que aún no han tomado
el dinero.
Tradicionalmente,
los bancos no revelaban esta clase de financiamiento, pero últimamente lo han empezado
a hacer ante la prolongada caída de los precios del crudo y el gas natural.
Durante el
primer trimestre, un puñado de deudores del sector energético anunció
reducciones de más de US$3.000 millones en esta clase de préstamos. Se prevé
que estos compromisos empiecen a afectar paulatinamente los resultados de los
bancos y los dejen con una mayor exposición al sector energético en los
precisos momentos en que tratan de reducirla.
“Seamos francos, estos no
son necesariamente préstamos que los bancos quieren otorgar a estas alturas”, dice Glenn Schorr, analista de
Evercore ISI.
Los precios
del petróleo han repuntado en las últimas semanas. La cotización de referencia
en EE.UU., el WTI, cerró el martes en US$42,17, pero los analistas advierten que
a estos precios los préstamos sin efectivizar a empresas de energía siguen
siendo un dolor de cabeza para los bancos.
En los
últimos meses, los bancos han provisionado miles de millones de dólares para
protegerse de posibles pérdidas en sus carteras de
energía, una tendencia que probablemente continuará a medida que una
mayor cantidad de préstamos pase a la categoría de incobrable.
La
calificadora de riesgo Fitch Ratings Inc. se
apresta a publicar un informe esta semana en el que
estima que cerca de 60% de las empresas energéticas con una calificación
especulativa, es decir por debajo del grado de inversión, tienen
probablemente préstamos “clasificados”, o en riesgo de
caer en cesación de pagos según las normas regulatorias. “(El panorama) es sombrío”, dice Sharon
Bonelli, directora sénior de finanzas apalancadas de
Fitch.
Los bancos
usan a menudo las reservas comprobadas de una empresa de hidrocarburos como
garantía y ajustan el valor de estas reservas dos veces al año, habitualmente
durante el segundo y el cuarto trimestres.
Los
préstamos efectivizados hasta el momento se hicieron antes de la evaluación del
segundo trimestre, en la que se espera que los bancos reduzcan las líneas de
crédito a las energéticas en promedio en más de 30%, según una encuesta de la
firma de abogados Haynes & Boone LLP.
Bonelli y
otros analistas señalan que los bancos han pasado a ser una fuente crítica de
financiamiento para las firmas de energía, que han agotado el acceso a otro
tipo de fondos.
La
suma de US$147.000 millones de préstamos sin efectivizar fue divulgada por los 10 mayores bancos estadounidenses, según datos del
cuarto trimestre recopilados por Barclays PLC. Los cuatro más grandes, J.P.
Morgan Chase & Co., Bank of America Corp., Citigroup Inc. y Wells Fargo
& Co., concentran la mayor cantidad de los fondos prometidos.
Entidades estadounidenses
más pequeñas y grandes bancos internacionales han hecho miles de millones de
dólares adicionales de esta clase de préstamos.
“Con el
petróleo a US$60 el barril, no sería algo tan importante. Pero con el crudo a US$40, pasa a ser una preocupación”, señala Jason
Goldberg, analista de Barclays, sobre esos créditos. “¿Utilizarán las empresas
el cupo de sus líneas de crédito en tiempos difíciles?”.
Los bancos
habitualmente ofrecen esta clase de líneas de crédito a empresas industriales.
En el caso de la energía, los préstamos fueron prometidos antes de que los
precios iniciaran su prolongado descenso, y ahora enfrentan una singular serie
de presiones.
James Dimon,
presidente ejecutivo de J.P. Morgan, dijo en febrero que estos créditos son “la
parte más impredecible de nuestros supuestos” sobre la exposición del banco al
sector energético. Agregó que no preveía que una cantidad importante de esas
líneas de crédito fuera utilizada puesto que la mayoría de estos préstamos se
otorgaron a compañías con grado de inversión que, en su opinión, no
necesitarían efectivo adicional.
Los bancos
provisionan tanto contra los préstamos sin efectivizar como contra los
préstamos ya tomados.
No obstante,
un número importante de firmas de energía en aprietos ha retirado dinero de
esta línea financiera.
Por ejemplo,
Bonanza Creek Energy Inc., de Denver, estado de Colorado, anunció en marzo que
retiró US$209 millones de una línea de crédito concedida por un consorcio de
bancos encabezado por KeyCorp. El presidente ejecutivo de Bonanza calificó la
decisión como una “medida de gestión de riesgo”. Un portavoz de KeyCorp no
quiso referirse al tema.
Tidewater
Inc., proveedor de buques a las empresas de perforación petrolífera en el mar,
dijo en marzo que hizo efectivo el máximo de US$600 millones de una línea de
crédito liderada por Bank of America. En el comunicado de prensa en el que
anunció el retiro, el presidente ejecutivo de la firma hizo mención a “la
incertidumbre en torno a la futura dirección de los precios del petróleo y
gas”. Un portavoz de Bank of America no quiso comentar al respecto.
Para atenuar
este tipo de retiros, algunos bancos negociaron disposiciones antiacaparamiento
de efectivo cuando las empresas de energía les solicitaron modificar sus líneas
crediticias en los últimos meses.
A cambio de
las modificaciones, las nuevas cláusulas requieren que las empresas utilicen el
dinero extra para pagar el saldo de sus líneas de crédito, según surge de
presentaciones regulatorias.
No obstante,
para las empresas en dificultades que enfrentan la
posibilidad de bancarrota y que tienen aquella alternativa, “uno tiene
que considerar seriamente un plan de juego para reducir los retiros (de los
préstamos)”, dice Ian Peck, director de la práctica de bancarrota en Haynes
& Boone.
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