El
Estado Islámico (con las barbas en remojo ) adopta la metodología de Al Qaeda: Al
Qaeda predicaba una guerra de guerrillas sin dar la cara (en secreto) desconcentrar
al enemigo en múltiples frentes y
aniquilarlos uno por uno y el Estado Islámico
predicaba una guerra de movimientos (una guerra convencional) y guerra de posiciones,
con territorio controlado, así los combatientes de Al Qaeda comenzaron a
engrosar las filas del Estado Islámico en detrimento de Al Qaeda y parecía que
su yihad global del EI era el camino , pero el reporte del autor sostiene que ahora
como Rusia y EEUU ejercen gran presión sobre el Estado Islámico (sobre todo por
la burrada inconcebible de Kobani, inconcebible desde todo punto de vista
militar), entonces los militantes del Estado Islámico vuelven a los métodos de Al
Qaeda (El Estado Islámico ha actuado como los antiguos Caballeros Templarios, se creían invencibles por la voluntad de Dios,
hasta que las tropas musulmanas los aniquilaron y el mismo Jacques de Molay fue
frito en la hoguera por un rey francés para robarle los tesoros que éste ultimo
había robado en Medio Oriente.) Moraleja jamás de los jamases podrán derrotar al imperialismo
sin adoptar la metodología de Mao Tse Tung. Eso de matar por matar es otra
burrada
Las
nuevas fronteras del ISIS
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/04/01/actualidad/1459524986_230662.html
Palmira simboliza la pérdida de
terreno y hombres. Los atentados refuerzan su reputación
NATALIA
SANCHA
ÓSCAR
GUTIÉRREZ
Palmira
/ Madrid 2 ABR 2016 -
20:46 CEST
Soldados
iraquíes enseñan una bandera del ISIS en la provincia de Anbar. AP
La derrota
de los hombres de Abubaker al Bagdadi el pasado
día 27 en Palmira suscita una pregunta clara:
¿ha perdido territorio el Estado
Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés)?
A tenor de los hechos, la respuesta es
afirmativa. "El
ISIS lleva de retirada un año", señala en un intercambio de
correos el analista estadounidense y experto en la guerra siria Joshua Landis.
"Ha sufrido un
gran deterioro por los bombardeos de la coalición y los ataques de los
iraquíes, sirios y kurdos".
Según las
cifras de Washington, desde agosto de 2014 hasta el pasado febrero, el autoproclamado califato ha cedido entre el 25-30% del
terreno bajo su control entre Siria e Irak. A este porcentaje habría que añadir
lo dejado en Palmira en su huida.
La cuestión
por tanto va más allá del retroceso obligado o táctico de los yihadistas entre
el Tigris y el Éufrates: ¿están perdiendo la guerra? Al menos no la están ganando.
Cuesta
recordar la última victoria significativa de los yihadistas en su estrategia de
expansión del califato en suelo sirio. Landis la
sitúa el pasado año en una localidad cristiana de la
provincia de Homs llamada Maheen y que
cayó en manos del grupo entre finales de octubre y principios de noviembre de
2015. Dos meses antes, el ISIS se había hecho con Al
Qaryatayn, a unos 20 kilómetros de distancia y de camino desde la frontera libanesa hacia Palmira, asaltada y
conquistada en el mes de mayo.
Las nuevas fronteras del ISIS
La toma
precisamente de Palmira, al margen de su valor estratégico-militar -inferior al
de enclaves como el fronterizo Kobane-, en una suerte
de triángulo formado con Raqa al norte y Deir al Zor al este, aportaba
al ISIS un capital simbólico
fundamental para su propaganda: el grupo había ganado para su califato no ya
una plaza siria sino suelo patrimonio de la humanidad, un pedazo de tierra de
todos. Ahora ha perdido el símbolo y el territorio. Y a manos del Ejército
regular sirio, de milicias iraníes, libanesas y de
afganos chiíes, pero sobre todo por la presión de la aviación rusa.
Tras recuperar
Palmira, el régimen de Bachar el Asad ha informado de que desde allí lanzará la ofensiva hacia Raqa, el corazón del ISIS en
Siria. Intenciones sobre las que el analista y profesor
belga Thomas Pierret se muestra escéptico
en una conversación telefónica: “La falta de efectivos [del Ejército regular
sirio] sigue siendo un problema de fondo. Les ha costado meses hacerse con
Palmira que, al fin y al cabo, es una ciudad diminuta con menos de 100.000
habitantes y en pleno desierto. Imagine lo que implicará hacerse con el valle
del Éufrates plagado de poblados en los que luchar”.
Aunque
cueste tiempo, lo que ha demostrado la tregua en Siria sellada por Estados
Unidos y Rusia, aún en vigor, es un esfuerzo para despejar el terreno y toparse
con el ISIS a tumba abierta.
Según el experto sirio Hassan Hassan, EE UU intenta aislar
al ISIS y Al Qaeda -ninguna de las dos organizaciones yihadistas forman parte del alto el
fuego- para combatirlos mejor. La tregua sirve además a los intereses de
Damasco que con varios frentes rebeldes silenciados, reagrupa sus efectivos
contra el ISIS. Palmira es un buen ejemplo.
El
ISIS no gana en Siria,
pero la cesión de territorio es relativa. En ese 25-30%
de pérdida de terreno que cifra Washington, un
40% va para Irak (21.000-24.000 kilómetros cuadrados) -es ahí donde EE
UU concentra sus bombardeos- y tan sólo un 11% a Siria
(4.700-5.000 kilómetros cuadrados).
Desde junio de 2014, mes en el que Al Bagdadi
proclamó el califato desde Mosul, las batallas perdidas por el grupo yihadista
en Irak son significativas en número y valor: Tikrit,
Baiji, Sinjar, Ramadi... El Ejército iraquí, con apoyo de la aviación
estadounidense, lanzó el pasado 12 de marzo una ofensiva contra el ISIS para
tomar Hit, a 54
kilómetros al oeste de Ramadi. Y el avance es notable. Si cae Hit, el grupo yihadista, empujado hacia la
frontera siria -del otro lado está Deir al Zor,
bajo su control-, perdería un enclave fundamental hacia el interior iraquí, con
Faluya como único bastión cercano a Bagdad (a
una distancia de 70 kilómetros).
Y si Raqa es el plato fuerte en la guerra al ISIS en Siria,
Mosul lo es en Irak. Los aviones de la coalición
liderada por EE UU están abriendo camino a las fuerzas iraquíes en la provincia de Nínive, de la que Mosul es capital, para
la operación final de reconquista, demorada ya, según las previsiones de
Washington y Bagdad, en más de un año.
El territorio ha sido para el ISIS uno de los
pilares fundamentales de su maquinaria de reclutamiento, sobre todo en el
extranjero. Pero la guerra liderada en dos frentes por EE UU y Rusia ha mermado
sus fuerzas. Según un informe de inteligencia aireado
por la Casa Blanca en febrero, el grupo yihadista
habría perdido entre deserciones y muertes un 20% de sus hombres. De 31.000
combatientes pasaría a 25.000. Entre los caídos en el bando
yihadista destacan por su importancia en la dirección su número dos, Abdel al Qadouli, y su ministro de la guerra, Abu Omar al Shishani. Los dos fueron abatidos por
aviones norteamericanos.
Si el
experto en ISIS Aymenn Jawad al Tamimi cree que
el grupo ha llegado a su nivel máximo en fuerza militar, el profesor John Horgan, de la Universidad de Georgia (EE UU),
estudioso del aspecto psicológico del terrorismo, cree que ya alcanzaron la
cima en reclutamiento. Con un matiz novedoso: "Los ataques recientes en
Europa", señala por mail Horgan, "refuerzan su reputación como un
movimiento que se adapta y es capaz de causar pánico y terror". Para el
profesor, el retroceso sufrido por el ISIS en el flujo de combatientes responde
no sólo a la pérdida de terreno sino también a las dificultades legales y
policiales impuestas por los países de origen.
Cualquier retroceso en el vasto
control de territorio del ISIS en Siria e Irak contribuye a la alqaedización del grupo, activa y potencia sus vasos
comunicantes, esto
es, sus atentados en el exterior, Europa sobre
todo, y sus principales provincias en el extranjero: Libia
(alrededor de 6.000 combatientes), Afganistán (unos 3.000 afiliados) y Yemen,
con un número indeterminado de milicianos.
Según datos
difundidos este viernes por el Centro Internacional de Contraterrorismo
de la Haya, un 30% de los algo más de 4.000 combatientes extranjeros
salidos de Europa ha regresado a su país. Los atentados de Francia, el 13 de
noviembre, y Bélgica, el 22 de marzo, son buena muestra de la amenaza de los
yihadistas que logran volver.
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