The
lancet confirma relación entre el virus
del Zica y la parálisis total conocida como el síndrome de Guillain -Barre a centenares de latino americanos
El
lazo entre el zika y el síndrome Guillain-Barré inquieta a Colombia
http://lat.wsj.com/articles/SB10896901327350924646904581591313002296654?tesla=y
Karina
Andrea Luque, una joven doctora en la ciudad de Cúcuta, fue puesta en la unidad
de cuidados intensivos luego de quedar semiparalizada con el síndrome de
Guillain-Barré. PHOTO: SARA SCHAEFER MUÑOZ/THE WALL STREET
JOURNAL
jueves,
10 de marzo de 2016
19:41 EDT
CÚCUTA,
Colombia—Cuando se
sintió mal en enero, Karina Andrea Luque, una médica de 25 años en un pueblo
rural del sofocante noreste del país, reconoció inmediatamente los síntomas del
virus del zika, que es transmitido por mosquitos.
El
salpullido de color rosa en su piel y el dolor en las articulaciones pasaron en
unos pocos días. Sin embargo, unas dos semanas más tarde, mientras estaba
viendo pacientes, su boca comenzó a perder la capacidad para articular palabras
y una sensación de hormigueo se extendió por sus brazos. Un día más tarde estaba internada en la sala de
cuidados intensivos, apenas capaz de mover las piernas o de abrir
sus ojos por completo.
Hasta ahora,
gran parte de la preocupación por la propagación del virus del zika se ha
centrado en sus supuestos vínculos con el aumento en Brasil de una anomalía
congénita llamada microcefalia, en la que los recién nacidos tienen la cabeza y
el cerebro más pequeños de lo normal.
Los
funcionarios colombianos están investigando un caso sospechoso de microcefalia
y temen que a medida que embarazos lleguen a término se produzcan más. Sin
embargo, en este caldo de cultivo del zika se ha registrado un fuerte aumento
en el número de personas afectadas por el síndrome de Guillain-Barré, una falencia del
sistema inmunológico que afecta los nervios, causando una parálisis temporal
pero potencialmente grave. Una investigación dada a conocer en la prestigiosa
publicación de investigaciones médicas The Lancet del 29 de febrero confirmó un vínculo entre el virus del
zika y el Guillain-Barré.
Aunque rara
vez fatal con el tratamiento adecuado, a largo plazo este síndrome puede causar
daño nervioso. Sus víctimas pueden tardar
meses en recuperar habilidades básicas como hablar y caminar.
Edwin
Villalba recibe instrucciones de un trabajador de la salud antes de fumigar un
colegio de primaria en Villa del Rosario. PHOTO: SARA SCHAEFER MUÑOZ/THE WALL
STREET JOURNAL
“Perdí
sentido en los pies y siento una parálisis facial”, dijo Luque desde su cama de
hospital, esforzándose para hablar. “Yo me siento afortunada porque puedo
respirar por mí misma”.
Según las
autoridades sanitarias, ochenta y seis personas han
sido afectadas por el síndrome de Guillain-Barré en Colombia este año,
alrededor de tres veces la cantidad habitual. En el Hospital Universitario
Erasmo Meoz, de la ciudad de Cúcuta, en el departamento de Norte de Santander,
cerca a la frontera venezolana, se han visto 33 casos de Guillain-Barré desde finales de diciembre, cuando normalmente
se registran seis a ocho al año.
“Es
preocupante”, dijo Jairo Lizarazo, un neurólogo que ha trabajado allí desde
hace 28 años. “Aquí, sólo en el hospital, se ha visto lo que se ve en todo el
departamento”.
Este aumento
de Guillain-Barré coincide con la propagación del zika en Colombia, el país con
la mayor cantidad de casos reportados fuera de Brasil. Las autoridades dijeron
que hasta fines de febrero hubo 42,706 casos
confirmados o sospechosos de infección del virus. El caluroso
departamento de Norte de Santander, con sus campos de arroz y sus selvas, ha
sido la zona más afectada del país, con más de 7.500 casos reportados.
Las
autoridades dicen que podría ser demasiado pronto para ver en Colombia un
aumento de microcefalia en los recién nacidos. El zika comenzó a propagarse
rápidamente en este país en octubre, y las mujeres infectadas durante su primer
trimestre de embarazo no van a dar a luz hasta mediados de año.
El síndrome
de Guillain-Barré, sin embargo, ya se ha cobrado la vida de tres personas en
Colombia y al menos tres más en la vecina Venezuela,
donde los expertos en virus transmitidos por mosquitos estiman que hay decenas de miles de
personas afectadas por el zika. Brasil no registra oficialmente casos
del síndrome, pero funcionarios de salud dijeron que el país el año pasado hubo
1.868 visitas al hospital con sospecha del síndrome de
Guillain-Barré, frente a 1.439 en 2014.
De acuerdo
con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados
Unidos, este síndrome a menudo sigue a una infección bacteriana o viral.
Además, puede causar una parálisis que a veces se propaga tan rápido que los
infectados no son capaces de buscar atención médica a tiempo, advierten
doctores.
Luque sabía
que su condición iba a afectar sus pulmones, lo que requeriría que fuera
conectada a un respirador artificial, probablemente por varios días. Tales manifestaciones graves, que ocurren en alrededor de un
tercio de los casos de síndrome de Guillain-Barré, pueden significar
meses de recuperación y entrañan un riesgo de daño permanente.
“No puedo
permitir que me pregunte si mi cara podría terminar contorsionada o no me
recuperaré totalmente”, dijo Luque, que cuando se enfermó estaba en su primer
año de práctica como médica.
Lizarazo y
las enfermeras del hospital se han visto obligados a encontrar más camas en la
abarrotada sala de terapia intensiva y dedicar más horas a los pacientes con
Guillain-Barré, controlando cuidadosamente a los pacientes recién admitidos en
busca de signos de dificultad respiratoria.
En una
mañana reciente, Lizarazo se acercó a la cama donde yacía inmóvil un corpulento
hombre de unos 30 años con tubo en la garganta. Dos monitores cercanos emitían
unos pitidos insistentes. Había estado así durante casi una semana, dijo el
médico, después de que la parálisis afectó sus pulmones.
El síndrome
provoca una angustia particular: aun cuando los pacientes no puedan hablar,
abrir sus ojos ni respirar, siguen siendo
plenamente conscientes. “Están sedados”, dijo Lizarazo.
La doctora
Aleyda Zabaleta examina a Ana Yaruro, de 19 años, en busca de síntomas de
Guillain-Barré. PHOTO: SARA SCHAEFER MUÑOZ/THE WALL STREET JOURNAL
Aleyda
Zabaleta, quien trabaja como médica general en el hospital de la municipalidad
de El Zulia, al oeste de Cúcuta, dijo que la gente en zonas rurales es
especialmente vulnerable al zika. Muchos viven lejos de un hospital y no buscan
tratamiento inmediato pese a que tengan síntomas severos.
Otro
problema es que los cultivos de arroz circundantes y las granjas de pescados
locales están entrelazados por canales de riego y depósitos de agua dulce. Este
es un caldo de cultivo ideal para los mosquitos portadores del virus del zika,
dijo la doctora. Además, la mayoría de la población rural no tiene
instalaciones de plomería y almacena agua potable en tanques abiertos.
“Hemos hecho muchas
campañas de concientización de la enfermedad como tal y de prevención con
respecto de tratamientos de las aguas que sean estancadas” con productos químicos para matar
las larvas de mosquitos, dijo la enérgica profesional.
Durante una
mañana reciente, la doctora se puso una bata blanca de laboratorio sobre sus
pantalones y junto con un administrador del hospital manejó una hora hacia el
norte, a una clínica rural, mientras la música de salsa crujía en el equipo del
auto.
Cuando llegó
a la clínica, una pequeña estructura rodeada de barro, una decena de personas
estaban esperando. Tres de ellas tenían en su piel el salpullido rosado
asociado con el zika. Zabaleta les dio antihistamínicos para la picazón y
analgésicos. Aunque aún no ha visto un caso de síndrome de Guillain-Barré en la
zona, les dice a los pacientes que busquen atención médica si experimentan
hormigueo o una dificultad repentina para mover sus extremidades.
“¿Cómo se
siente?”, le preguntó a Ana Yaruro, una joven de 19 años que vive en una
plantación de arroz y que reportó síntomas de zika en diciembre. En enero,
Yaruro quedó embarazada.
La doctora
tomó la presión arterial de Yaruro y la examinó en busca de signos de síndrome
de Guillain-Barré, tales como debilidad muscular.
Ese mismo
día, en el hospital de Cúcuta, la respiración de Luque empeoró. Los médicos la
conectaron con una máscara de oxígeno a un respirador artificial y esperaron
toda la noche. Estaban listos para insertar un tubo en su tráquea si su respiración
comenzaba a fallar por completo.
Sin embargo,
su parálisis comenzó a disminuir y su respiración se normalizó. Ahora está en
su hogar y puede caminar por su cuenta, aunque todavía tienen dificultades con
las escaleras, tiene sesiones de terapia del lenguaje y con frecuencia se
despierta con un fuerte dolor en sus piernas.
“Los médicos
esperan que esté 100% recuperada en más o menos un mes”, dijo por teléfono.
“Pero he tenido miedo. Y es muy doloroso”.
—Rogerio Jelmayer y Betsy McKay contribuyeron a este
artículo.
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