El
dólar pasa a ser un dolor de cabeza para los inversionistas y los bancos
centrales (US$ 8,000,000,000,000 de deuda con interés negativo esta buscando donde aterrizar)
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PHOTO: BLOOMBERG NEWS
Por BEN EISEN
domingo,
20 de marzo de 2016
20:00 EDT
La lucha por
obtener dólares está teniendo repercusiones en los mercados globales, al elevar los costos que las empresas y las
entidades financieras no estadounidenses tienen que pagar para protegerse de
las oscilaciones de la divisa.
Las
compañías japonesas que se endeudan en dólares a cinco años han tenido que
pagar una prima de hasta 1,05 puntos porcentuales
anuales sobre las tasas de interés, la más alta desde 2008, cuando
estalló la crisis financiera, según los datos de Thomson
Reuters elaborados a partir de swaps de divisas de base, un derivado que
se utiliza a menudo para cubrir los riesgos cambiarios. Las empresas europeas están pagando este mes hasta 0,58 puntos
porcentuales, un nivel que no se veía desde 2012.
El alza del
precio de los dólares prestados fuera de Estados Unidos subraya las corrientes
que están agitando los mercados en un momento caracterizado por el derrumbe de
los precios de las materias primas y la divergencia de las políticas de los
bancos centrales de las economías desarrolladas. Mientras que el Banco Central
Europeo y el Banco de Japón siguen adelante con sus medidas de estímulo, la
Reserva Federal de EE.UU. subió su tasa de interés de referencia en diciembre.
El WSJ Dollar Index, que mide el desempeño del dólar
frente a una canasta de las divisas de los principales socios comerciales de
EE.UU., acumula un descenso de 3,6% este año,
pero numerosos analistas e inversionistas prevén una apreciación de hasta 15%
en medio de la campaña de la Fed para subir las tasas de corto plazo.
La fortaleza
del dólar se ha convertido en el transcurso de los últimos 12 meses en uno de
los principales factores de riesgo para la economía mundial. El alza de la
moneda estadounidense ha intensificado la volatilidad de los mercados al
debilitar a los países productores de materias primas y obstaculizar los
esfuerzos de la Fed para elevar la inflación a cerca de la meta de 2% anual.
Es un factor
“extremadamente
importante para el mercado de renta variable y el mercado de bonos”,
dice David Donabedian, director de inversión de Atlantic Trust Private Wealth
Management, que gestiona unos US$27.000 millones en activos. “Creo
que en el transcurso del año probablemente veremos un fortalecimiento del
dólar”, vaticina, pese al reciente declive de la moneda.
La ofensiva
del Banco de Japón, el Banco Central Europeo y
otros bancos centrales de las economías desarrolladas para debilitar sus
monedas frente al dólar no está surtiendo efecto,
lo que plantea interrogantes acerca de la capacidad de las entidades para
dominar los mercados.
Pese a los
esfuerzos del Banco de Japón para devaluar la moneda y
estimular la economía, el yen acumula un incremento de 7,5% este año. El
BCE afronta desafíos similares para contener la fortaleza del euro. Estas
dificultades sirven como un recordatorio de que el prologando período de tasas
de interés sumamente bajas tras la crisis de 2008 ha generado distorsiones en
los mercados y contenerlas se ha vuelto una tarea más difícil para los bancos
centrales.
La situación
podría generar más volatilidad en los mercados. Aunque los inversionistas logren predecir acertadamente las medidas de
los bancos centrales, es más complejo prever la reacción de los mercados,
lo que puede desatar un retiro de los activos de mayor
riesgo, como los commodities y los mercados emergentes.
En los
llamados swaps de divisas de base, los socios
comerciales, a menudo instituciones financieras que actúan en nombre de
clientes o por su cuenta, acuerdan intercambiar pagos periódicos ligados a
ciertos instrumentos de tasas de interés en diferentes países. La diferencia entre las tasas que cada uno
paga refleja el costo neto del swap para una de las partes. El objetivo es
reducir la exposición a las grandes fluctuaciones cambiarias. Puesto que el
swap involucra un intercambio de flujos de caja, la
demanda de dólares habitualmente se refleja en el costo adicional de la
cobertura, en lugar del tipo de cambio.
El
alza de los costos de las coberturas empieza a afectar el corretaje de los
bonos de los países desarrollados, considerado desde hace mucho tiempo el corazón de los
mercados financieros, advierten analistas.
Los
inversionistas japoneses en bonos como fondos de pensiones y aseguradoras han
sido tradicionalmente grandes compradores de deuda ultrasegura emitida por
gobiernos como el de EE.UU. A menudo lo hacen utilizando los swaps de base como
cobertura, señala Dominic Konstam, director de investigación de tasas de Deutsche Bank AG.
No obstante,
como el costo de las coberturas está subiendo, la
cantidad de bonos del Tesoro estadounidense que los inversionistas japonesas
vendieron superó sus compras por US$70.000 millones en el segundo semestre de
2015, una marca histórica, señaló Deutsche Bank.
Algo
parecido podría ocurrir en Europa, advierten analistas, donde el BCE ha
expandido el uso de tasas de interés negativas, lo que presiona a la baja los
rendimientos de los bonos globales. “Estas tasas de interés negativas llevan a los inversionistas
globales hacia regiones donde no invertirían”, dice Jerome
Schneider, director de la mesa de financiamiento y corto plazo de Pacific
Investment Management Co.
J.P.
Morgan Asset Management
estima que más de US$8 billones en deuda global acarrea
tasas de interés negativas.
La lucha por
obtener dólares se produce en un momento crucial para los inversionistas. La
demanda está creciendo entre quienes quieren aprovechar las tasas de largo
plazo más altas en EE.UU., pero la oferta está disminuyendo puesto que el país
norteamericano necesita menos dinero para financiar
un déficit comercial que ha estado cayendo. En 2015, el déficit de cuenta
corriente alcanzó 2,7% del Producto Interno Bruto, un alza frente al año
previo, pero un nivel muy inferior al de la crisis financiera.
“El suministro de
dólares en el mundo está bajando y probablemente seguirá siendo escaso hasta
que el déficit de cuenta corriente (de EE.UU.) aumente en forma significativa”, dice Krishna Memani, director de
inversión de OppenheimerFunds Inc.
La semana
pasada, la Fed mantuvo sin cambios las tasas de interés de corto plazo, pero
indicó que podría subirlas más adelante si la inflación sigue aumentando y el
empleo sigue mejorando. El Banco de Japón impuso tasas de interés negativas en
enero, mientras que el BCE acaba de ampliar las tasas negativas.
A pesar del
ligero descenso del dólar este año, los analistas de Goldman Sachs Group Inc.
dicen que la moneda podría ascender entre 10% y 15%.
Deutsche Bank prevé que la divisa seguirá fortaleciéndose mientras el desempleo
en EE.UU. siga cayendo.
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