EEUU
confisca y cierra las cuentas corrientes
de decenas de miles de personas por US$ 2,000,000,000,000 aduciendo que pueden
ser sospechosos de narcotráfico o terrorismo (recuerde que la NSA tiene las claves de sus cuentas
corrientes y de ahorro en todo el mundo, con un click su dinero desaparece y
tiene que reclamar en EEUU )
La
lucha antiterrorista asusta a los bancos y dificulta el envío de dinero
http://lat.wsj.com/articles/SB12575361942820953354104581631741140488686?tesla=y
Agentes de
la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. cuentan pilas de
billetes destinados a Dubai. PHOTO: ROB BARRY/THE WALL STREET JOURNAL
Por Rob Barry y Rachel Louise Ensign
miércoles,
30 de marzo de 2016
19:15 EDT
SOBRE EL
OCÉANO ATLÁNTICO—Las maletas de mano en el compartimento de arriba del asiento
7G en un reciente vuelo de Estados Unidos a Dubai contenían miles de billetes,
de US$20, US$50 y US$100, envueltos prolijamente con bandas elásticas y
plástico.
Las valijas
pertenecían a Abdi Warsame, un inmigrante somalí que trabaja para una empresa
de envío de dinero que el año pasado perdió acceso al sistema bancario
internacional. La firma ahora transporta el dinero a mano.
Los billetes
han desaparecido del sistema financiero estadounidense. Tras llegar a Dubai,
ingresaron a una opaca red de comercio, préstamos y remesas que se extiende por
África del Este y Medio Oriente.
Los
bancos estadounidenses han cerrado miles de cuentas de personas y
organizaciones consideradas sospechosas, de alto riesgo o difíciles de
monitorear, incluyendo
firmas de envío de dinero, bancos extranjeros y organizaciones sin fines de
lucro que operan en otros países. Esto deja al margen del sistema financiero tanto a inocentes como a aquellos que
el gobierno estadounidense desearía vigilar, una consecuencia imprevista
por Washington.
El gobierno
de EE.UU. le ha pedido a los bancos e
instituciones financieras que identifiquen y reporten indicios de financiación
de terrorismo y lavado de dinero.
Debido al
temor de recibir multas onerosas, muchas entidades rechazan a cualquiera que
parezca sospechoso. Eso lleva a las firmas excluidas a buscar alternativas,
como trasladar el dinero en maletas, una práctica que deja cientos de millones de dólares fuera del sistema bancario, según
un grupo de legisladores que en enero pidió una revisión del problema a la
Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno, el brazo de investigación del
Congreso.
“Todo el flujo de
dinero va a la clandestinidad y eso se vuelve contraproducente para el
propósito original de poder rastrearlo”, dice Dilip Ratha, economista jefe de la división del
Banco Mundial que estudia las remesas. “Es un poco paradójico”.
Los inmigrantes en EE.UU. enviaron unos US$54.000 millones al
exterior en 2014, estima el Banco Mundial. Las empresas que transfieren
dinero incluyen desde gigantes globales como Western Union
Co. y MoneyGram International Inc. hasta firmas pequeñas como la de
Warsame.
Un reciente
sondeo del Banco Mundial entre 82 firmas de envío de dinero indicó que más de la mitad perdieron cuentas bancarias en 2014.
Cerca de un cuarto de los encuestados han cerrado o ahora operan sin cuentas
bancarias empresariales.
Pilas de
billetes en un mercado de Somalilandia, una región cuya soberanía no es
reconocida fuera de sus fronteras. PHOTO: ROB BARRY/THE WALL STREET JOURNAL
Desde la
promulgación de la Ley Patriota en 2001,
requisitos de divulgación más estrictos han generado un extraordinario flujo de
datos de bancos y otras entidades financieras. Los reportes sobre clientes —unos 55.000 al día— provienen en su mayoría de bancos
y firmas de servicio de dinero, pero también de casinos, corredoras y
aseguradoras. Cerca de 200 millones de los 220 millones de informes reunidos
desde 2001 son obligatorios cuando los clientes hacen transacciones de más de
US$10.000.
Autoridades
estadounidenses dicen que el sistema ha revolucionado su capacidad de
investigación de fraude, narcotráfico y financiación de terrorismo. El gobierno
examina los datos y extrae hasta 1.000 pistas al mes vinculadas con
terroristas, incluido Estado Islámico, que son entregadas a investigadores. El
año pasado, las instituciones financieras reportaron sospechas de financiación
de terrorismo unas 2.200 veces.
Los
contenidos de estos reportes son secretos y los clientes no son informados al
respecto. Los bancos casi nunca se enteran de si conducen a un arresto.
Western
Union indica que gasta US$200 millones al año monitoreando actividades
sospechosas, como
clientes que envían dinero a regiones de alto riesgo en Medio Oriente.
Analistas a veces revisan sus perfiles en redes sociales en busca de propaganda
ligada al terrorismo. La firma mejoró sus sistemas de vigilancia tras alcanzar
una conciliación por US$94 millones con cuatro estados en 2010 relacionada con
el lavado de dinero.
J.P.
Morgan Chase & Co. pagó en 2014 una multa de US$1.700 millones
por no reportar actividades sospechosas de Bernard
Madoff, que había sido condenado por fraude piramidal. El banco tiene
ahora unos 9.000 empleados dedicados a monitorear el lavado de dinero y ha
cerrado las cuentas de miles de clientes considerados de alto riesgo.
Un puesto de
cambio de divisas en un mercado de Hargeisa, Somalia. PHOTO: ROB BARRY/THE WALL
STREET JOURNAL
Estos
requisitos de EE.UU. tienen un alcance global. John
Cryan, copresidente ejecutivo de Deutsche Bank AG, señaló durante el
Foro Económico Mundial de Davos en enero que regulaciones “muy, muy onerosas”
han exigido a los bancos asumir nuevos papeles. “Hemos sido lentos en reconocer
que somos una extensión de las fuerzas del orden público”, aseveró.
Autoridades
que analizan los datos para el gobierno reconocen el costo de vigilar decenas de millones
de clientes bancarios, y algunos banqueros dicen que el monitoreo es
demasiado amplio, lo que socava su eficacia. Jaikumar Ramaswamy, un ejecutivo
de cumplimiento de Bank of America Corp. y ex fiscal federal, dice: “Me
sorprende la cantidad de tiempo que dedico no al culpable, sino a perseguir al
inocente”. En vez de buscar
agujas en un pajar, agrega, el sistema exige que los bancos “entreguen cada
trozo de paja para asegurarse de que es paja, y no una aguja”.
En 1998,
cuando se formó la empresa de transferencia de fondos de Warsame, el negocio de
remesas a Somalia estaba en auge. El colapso del gobierno somalí a principios
de los años 90 llevó a que la población somalí en EE.UU. se multiplicara por
más de 10 y la gente necesitaba formas de enviar dinero a casa.
La empresa
de Warsame pide a los clientes identificación, coteja sus nombres con listas de
vigilancia del gobierno y se somete a inspecciones de los reguladores. Si una
transacción despierta sospechas, cuenta Warsame, las tres personas del
departamento de cumplimiento a veces hacen búsquedas en línea o mandan a sus agentes
en Somalia a indagar al destinatario.
Las
autoridades no lo han acusado a él ni a su empresa de irregularidades, pero
desde 2008, un banco tras otro comenzó a rechazar a la
firma. En 2010, logró abrir cuentas en Merchants Bank of California NA,
de Carson, California. Sin embargo, a mediados de 2014, la Oficina del
Contralor de la Moneda ordenó al banco dejar de procesar transacciones de
clientes, incluidos negocios de envío de dinero,
tiendas de licores, casas de empeño, vendedores de joyas, lavaderos de autos y
dispensarios de marihuana, si no podía “garantizar razonablemente la
legitimidad de las fuentes y usos de fondos”.
Merchants
Bank le informó a la firma de Warsame que cerraría sus cuentas a menos que limitara los envíos de dinero a 55 países, ninguno en África.
Merchants Bank se abstuvo de comentar al respecto.
Una caja
fuerte en una oficina de remesas en Hargeisa, Somalia. PHOTO: ROB BARRY/THE
WALL STREET JOURNAL
El cierre de
las cuentas convirtió el negocio de Warsame en una operación de alto riesgo.
“No sé por cuánto tiempo podré continuar”, observa. Tras llegar a Dubai, el
dinero ingresó a una red, en mayor medida informal, de préstamos, cambios de
divisas y rutas comerciales que desde hace generaciones han movido efectivo a
lo largo de África del Este y Medio Oriente.
Al igual que
muchos inmigrantes somalíes en EE.UU., Warsame
envía remesas, unos US$300 al mes a su padre de 97 años. El somalí se preguntó
por cuánto tiempo más el dinero podrá llegar al país. Las remesas equivalen a una cuarta parte de la economía de este país
devastado por la guerra.
“Si cierras
el flujo de fondos porque tienes miedo de que llegue a las manos de terroristas
y delincuentes, eso es exactamente lo que sucederá”, afirma Saad Ali Shire, un
funcionario regional. “La gente se verá forzada a usar personas y
organizaciones sombrías; habrá menos transparencia”.
Nota del autor del blog: en Somalia opera Al
shabab filial del Al Qaeda
Relacionado
Peligro
mundial: EEUU y Reino Unido tienen acceso sus tarjetas bancarias y pueden
vaciarlas y dejarlos en la ruina. Asimismo tiene acceso información
privilegiada sobre las tendencias del precio de las acciones y las manipulan a
su antojo como ese desplome del oro
extraído de Le monde diplomatique.
http://economiaytecnologiaentrujillo.blogspot.pe/2013/07/peligro-mundial-eeuu-y-reino-unido.html
jueves,
4 de julio de 2013
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