Irán
planea desquitarse de Arabia Saudita al aumentar la producción de petróleo en
un 100 % pasando de 3 millones de barriles diarios a 6 millones diarios.
La
ambición de Irán choca con la cautela de las petroleras occidentales
http://lat.wsj.com/articles/SB10091971825980644154604581559182979735022?tesla=y
Bijan
Zanganeh, ministro del Petróleo de Irán. PHOTO: RAHEB HOMAVANDI/REUTERS
Por
Benoît
Faucon y
Kjetil
Malkenes Hovland
martes,
23 de febrero de 2016
16:02 EDT
TEHERÁN—Cuando asumió el cargo en 2013, el
ministro de Petróleo de Irán, Bjian Zanganeh,
delineó su plan maestro para reactivar la industria
petrolera del país tras el fin de las sanciones occidentales. El funcionario
propuso duplicar
la producción a niveles no vistos desde el apogeo del sector energético iraní,
antes de la revolución islámica de 1979.
Las
sanciones nucleares ya han sido levantadas, pero el destino de la alicaída
economía del país y su capacidad para retomar su posición de liderazgo en el
mercado global de energía dependen de una industria escasa de financiación,
politizada y necesitada de la tecnología y la
experiencia occidentales. Para alcanzar las metas definidas por Zanganeh, Irán necesita US$30.000 millones de
inversión extranjera, pero las empresas occidentales mantienen la cautela.
“Estamos un
poco indecisos” sobre Irán, reconoció en una reciente entrevista Eldar Saetre, presidente ejecutivo de Statoil ASA. La
petrolera noruega operó en Irán hasta 2009, donde enfrentó sobrecostos y
sospechas de corrupción. “Creo que llevará mucho tiempo desarrollar plenamente
los recursos que Irán necesita”, agregó.
La carrera
de Irán para aumentar su producción es una apuesta enorme para el presidente Hassan Rouhani, que convenció al país de la necesidad
de frenar su programa nuclear a cambio del levantamiento de las sanciones de
Occidente con la promesa de que el acuerdo permitiría acceder a una bonanza
económica de la mano de la inversión extranjera.
Los ingresos del petróleo
representan 25% del próximo presupuesto de Irán.
El éxito de la industria energética es crucial
para Rouhani, que en 2013 llegó a la presidencia gracias al apoyo de electores jóvenes que esperaban soluciones
al desempleo. Rouhani enfrenta la oposición de los conservadores de línea
dura que no quieren hacer concesiones excesivas a los extranjeros.
El regreso
de Irán al club de los productores de energía tiene lugar en medio de la crisis
más severa del precio del petróleo en una generación. El crudo Brent, la
referencia internacional, acumula una caída de más de dos tercios desde
mediados de 2014. El derrumbe ha causado estragos en las economías de países
productores de petróleo como Venezuela, cuya economía se contrajo 5,7% en 2015
y la inflación se disparó a 181%.
La
Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), el grupo de 13 naciones
del que Irán es miembro, atraviesa por el momento más débil de su historia
debido a que la creciente producción de Estados Unidos
y Rusia ha limitado su capacidad para reducir los suministros y elevar
los precios. Irán y Arabia Saudita, los dos
miembros más influyentes de la OPEP, están en bandos opuestos en múltiples
conflictos violentos en Medio Oriente y no tienen relaciones diplomáticas.
La nueva
producción de Irán se sumará a un exceso de suministro que actualmente supera
la demanda en más de un millón de barriles al día. Los precios cayeron
recientemente a menos de US$27 el barril, el
nivel más bajo en 12 años. Irán se negó hace poco a unirse
a la OPEP y Rusia para congelar la producción en los niveles de enero y
el martes se reportó que el ministro del Petróleo del país consideraba el congelamiento de
la producción como “un chiste”.
Las
autoridades iraníes dicen que la producción creció 14%
en el último mes a más de tres millones de
barriles diarios y está camino a su objetivo de extraer
otro millón de barriles al día para finales del año.
Según las
autoridades iraníes, estos nuevos barriles son relativamente fáciles de
bombear. Para retornar a los niveles de producción previos a las sanciones, sin
embargo, sin siquiera mencionar las metas a largo plazo de Zanganeh, se
necesitan equipos, conocimiento y dinero que no están en este momento sobre la
mesa. Irán necesita esos recursos para sacar el máximo partido de una reserva probada estimada por el gobierno en 158.000
millones de barriles de crudo, la cuarta más grande del mundo.
Complejo
petroquímico en el yacimiento de gas South Pars en Asalouyeh, Irán. PHOTO:
EBRAHIM NOROOZI/ASSOCIATED PRESS
Durante más
de un año, el gobierno ha cortejado con éxito limitado a empresas occidentales.
En marzo pasado, funcionarios del Ministerio del Petróleo suplicaron a
diplomáticos noruegos en Teherán que invirtieran en Irán y presentaron una
evaluación sombría de la situación del sector energético, según un cable
diplomático previamente no revelado de la embajada de Noruega en Irán. “La
situación es crítica después de años de retrasos de enormes inversiones”,
señaló el cable noruego, al que tuvo acceso The
Wall Street Journal.
Otras
petroleras europeas, como Royal Dutch Shell PLC, la
italiana Eni SpA y la francesa Total SA han manifestado su interés en
Irán, pero necesitan conocer las condiciones para trabajar en el país.
Petroleras estadounidenses como Exxon Mobil Corp. y
Chevron Corp. han dicho que todavía evalúan el panorama legal.
La
posibilidad de que estas empresas vuelvan a Irán ha desatado un debate nacional
que refleja los conflictos más amplios entre Rouhani y la oposición de línea
dura. Las tensiones estallaron abiertamente este mes, cuando Irán canceló un
foro que el Ministerio del Petróleo había planeado en Londres para revelar el nuevo
marco legal para las empresas internacionales de energía que quieran trabajar
en el país.
Los
contratos de Irán con compañías occidentales anteriores a las sanciones son
considerados por las empresas como una gran pérdida de dinero, pero los nuevos
términos legales les permitirían explotar los yacimientos durante más tiempo y
obtener, de esta manera, más dinero de ellos. Las mejores condiciones son
consideradas necesarias en un período marcado por el drástico descenso de los
precios del petróleo en el que las empresas están
recortando inversiones, no emprendiendo nuevos proyectos.
Los nuevos
acuerdos desataron las protestas de Basij, una milicia de línea dura
creada para defender los principios de la República Islámica. Tras bambalinas,
los funcionarios del Ministerio del Petróleo no podían ponerse de acuerdo sobre la letra chica de los contratos, lo que
contribuyó a la cancelación del foro londinense.
“La oposición política
está utilizando este tema” en contra del Ministerio del Petróleo, dijo Erfan Ghassempour,
un experto en gestión de contratos y presidente ejecutivo de IranFIC, una consultora de Teherán.
Cualquier
retraso en la definición de los contratos posterga el plazo para que las
petroleras internacionales vuelvan a Irán. El país necesita a esas empresas
para lograr su objetivo de largo plazo de aumentar la producción de crudo a casi seis millones de barriles diarios en 2020, lo que
convertiría al país en el segundo productor de la OPEP, después de Arabia Saudita.
Desde la
imposición de las sanciones, Irán ha dependido de contratistas nacionales y
compañías petroleras chinas para operar sus yacimientos, pero sólo las empresas
occidentales tienen la tecnología conocida como “recuperación optimizada de petróleo” que
permite aumentar la producción en algunos de los yacimientos iraníes que,
debido a su edad, son más difíciles de explotar.
“Irán no puede darse el
lujo de generar nuevos riesgos para los inversionistas lanzando una lucha
política en torno a la aprobación de su marco de inversión”, dijo Sara
Vakhshouri, ex asesora de la estatal National Iranian Oil Co. que ahora
dirige SVB Energy Internacional, una consultora de Washington. Vakhshouri
añadió que las compañías y los bancos están nerviosos por la continuación de las sanciones estadounidenses contra
Irán.
Las
empresas occidentales también podrían tener problemas con el gobierno de EE.UU. si hacen negocios con firmas con
vínculos con la Guardia Revolucionaria de Irán, una fuerza paramilitar de línea
dura que ha sido objeto de sanciones estadounidenses.
Por ejemplo,
la estatal National Iranian Oil Co., la mayor
empresa del país, no puede encontrar un banco importante para reanudar sus
operaciones de corretaje en Londres.
Irán ha
resuelto algunos problemas potencialmente importantes, llegando a acuerdos con
grandes petroleras como Shell para reembolsar al país por miles de millones de
dólares de petróleo comprado justo antes de las sanciones.
El país
tiene una de las infraestructuras petroleras más impresionantes del mundo. Su
principal terminal, en la pequeña isla de Jark, en el
Golfo Pérsico, es uno de los puertos de crudo más concurridos del mundo.
En las últimas semanas, Jark batió nuevos records para las exportaciones de
petróleo, informó el gobierno.
Pero sin la
ayuda de Occidente, Irán sólo puede lograr menos de la mitad de su meta de
aumento de producción de largo plazo, dijo Robin Mills, investigador no
residente para la energía en el Centro Brookings de Doha. “Después de eso, se necesita más inversión”, señaló.
“Negociar eso va a tomar un tiempo considerable”.
—Summer Said contribuyó a este artículo.
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