Editorial
del diario el país practicante reconoce una recesión mundial y 5 años de recesión mas para Europa.
Alerta
de recesión
http://elpais.com/elpais/2016/02/09/opinion/1455043582_516792.html
La crisis de
los mercados traslada la desconfianza sobre el crecimiento global
10
FEB 2016 - 00:00 CET
Empresarios
caminan junto a pantallas que muestran información bursátil en Tokio. KIMIMASA
MAYAMA EFE
El miedo a una nueva recesión (o a una secuela de la anterior)
está sacudiendo como un vendaval a los mercados. Las Bolsas se están hundiendo con estrépito (el Ibex en cabeza, con una
caída del 4,4% el lunes y de casi el 3% a media sesión de ayer, al tiempo que
Japón caía más del 5%) mientras las primas de riesgo vuelven a despuntar
tras meses de calma. Son signos inequívocos de que no
estamos ante correcciones momentáneas de las mercados, sino ante una situación
de desconfianza aguda de los inversores que, al menor descuido, puede
transformarse en pánico.
La causa
primordial hay que buscarla en que muy pocos inversores
creen ya que China vaya a tomar decisiones eficaces para recuperar el
crecimiento y cortar la hemorragia de capitales. Es la razón de fondo, pero no
la única.
La crisis
del precio del petróleo, persistente e inoportuna (en la que también ha tenido
mucho que ver la situación china), y la expectativa de subida del dólar agravan
todavía más la confianza de los inversores, porque ambas fuerzas combinadas van
a causar una fuerte depresión en las economías emergentes.
Algunas de
gran peso mundial, como Rusia, y otras al borde
de la intervención del Fondo Monetario Internacional
(FMI), como Venezuela. Estos trazos tan pesimistas probablemente se
recibirían con menos inquietud si la economía global experimentase un
crecimiento firme y continuado y si el empleo de calidad se hubiese recuperado
a tasas aceptables en los países de la OCDE. Pero no es el caso.
El
área monetaria del yen está sumida en el desconcierto porque la Abenomics parece gripada
después de unos comienzos prometedores.
El
caso de Europa, por su
capacidad de tracción, encierra un dramatismo especial. El área del euro ha
conseguido articular una política monetaria expansiva, pero no puede orquestar
una política económica adecuada para contrarrestar una nueva recesión.
Y, sin
embargo, Europa sería la primera en la línea de
damnificados por una nueva crisis.
En primer lugar, debido a la ausencia de un gobierno
unificado para el área económica y facultado para tomar decisiones fiscales.
Y segundo, porque varios países del euro no han
conseguido todavía reducir su endeudamiento público hasta niveles protegidos
ante otra eventual convulsión de la deuda; es el caso de España, por ejemplo.
Si aparece una nueva crisis financiera, Europa podría
encontrarse con otro lustro depresivo.
El primer
paso para hacer frente al riesgo es que los Gobiernos europeos sean conscientes
de la volatilidad de los mercados y de la amenaza que tal volatilidad encierra
para la economía financiera y para la economía real. A partir de ese
reconocimiento, las autoridades tienen que admitir la urgencia de impulsar el
crecimiento en la eurozona. Hace falta más inversión, políticas fiscales
distintas y políticas de rentas más expansivas.
Los
Gobiernos tienen la obligación de instar a la calma, de difundir tranquilidad.
Para ello, tienen que convencer a los ciudadanos de que entienden el problema y
se disponen a buscar una solución. Y esto precisamente es lo que ahora se echa
en falta.
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