El
acetaminofén (tylenol etc. ) nos vuelve más cibernéticos y menos emotivos; ideal
para todo Medio Oriente y Venezuela.
Menos
dolor, menos felicidad: una nueva mirada al acetaminofén
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ASSOCIATED PRES
Por
SUSAN PINKER
Miércoles,
30 de Diciembre de 2015
13:35 EDT
Considere
esta solución la próxima vez que tenga un dolor de cabeza: ¿tomaría una
medicina que no solo alivie el dolor sino que también disminuye su felicidad?
Un estudio
reciente sugiere que el acetaminofén —que se
encuentra en medicamentos como Dolex, Tylenol y
otros— es un amortiguador de propósitos múltiples que modera
una variedad de sentimientos fuertes. Dolor
agudo, la angustia del rechazo, indecisiones paralizantes —junto con euforia y deleite— parecen reducirse en intensidad con
el fármaco.
Para la
mayoría de la gente, este analgésico que se vende sin receta médica no requiere
de mucha consideración: tome la dosis correcta y el dolor desaparece. Pero
puede que no sea así de simple.
En 2010, los
psicólogos Naomi Eisenberger y Nathan DeWall
descubrieron que un curso de tres semanas de acetaminofén alivia el dolor social, como sentimientos de exclusión
o ridículo. La medicina también calmó la agonía de la indecisión, descubrió el
doctor DeWall este año.
Sobre la
base de esta investigación, un nuevo estudio publicado en junio en el Psychological Science, una publicación
especializada en psicología, muestra que el
acetaminofén no solo afecta cómo percibimos dolor físico y psicológico, sino la
forma en la que el cerebro procesa sentimientos fuertes en general.
Aunque el
estudio fue pequeño y limitado a estudiantes universitarios, los investigadores
lo diseñaron para cumplir con los altos estándares usados en pruebas
farmacéuticas y fueron capaces de replicarlo
Liderado por
Geoffrey Durso, candidato al programa de doctorado de la Universidad Estatal de Ohio, el
estudio comparó las reacciones a 40 fotos. Algunas fueron común y corrientes,
algunas agradables y otras sorprendentemente aversas, como imágenes de
enfrentamientos en ciudades destruidas o niños malnutridos.
Una foto
puede generar reacciones viscerales, o encantar y cautivar. La meta de los
investigadores fue probar los efectos del analgésico en dichas reacciones. La
mitad de los 85 participantes tomó 1.000 miligramos de acetaminofén, una dosis
estándar “extra fuerte”. El resto tomó un placebo de apariencia parecida. Ni
los participantes ni los investigadores supieron quién tomó qué. Luego de
permitir que la medicina surtiera efecto, los investigadores pidieron a los
participantes que calificaran 40 fotos usando una prueba estandarizada.
“Comparado con el
placebo, el acetaminofén moderó la intensidad de sus reacciones”, dijo Durso. Y entre más intensa la
emoción, mayor el efecto de moderación del acetaminofén. ¿En cuánto redujo el
analgésico la intensidad de la reacción de los participantes? “Para estímulos muy agradables, el acetaminofén
moderó sus emociones en 20%”, señaló Durso.
Para fotos altamente
desagradables, el efecto de moderación fue de 10%.
Si el
acetaminofén amortigua todo tipo de experiencias emocionales, muchas de
nuestras suposiciones sobre la distinción de la mente y el cuerpo y cómo tratar
tipos diferentes de angustia puede estar equivocada.
“Desde hace tiempo se
ha pensado que las emociones positivas son un sistema y las emociones negativas
son otro”, dijo Baldwin Way, psicólogo de la Universidad Estatal de Ohio
y uno de los autores del estudio. “Pero si el acetaminofén modera las emociones
positivas y negativas, probablemente está funcionando a través del mismo
sistema”.
Como un
control de volumen en el cerebro, el
acetaminofén altera los circuitos neurales que dictan nuestras respuestas
emocionales en general. Mientras que el ibuprofeno
y la aspirina inhiben el dolor al actuar justo en el lugar de la
inflamación, el profesor Way dice que el acetaminofén
actúa de forma global, modificando nuestras reacciones a las señales de
dolor que entran. “Si toma un analgésico antes de salir a trotar, el ibuprofeno
reduce el dólar que viene de su rodilla, mientras que el acetaminofén reduce la
forma en que su cerebro responde a ese dolor”, dijo.
Los
investigadores están mirando ahora al ibuprofeno,
usado en medicinas como Motrin y Advil, para determinar si también tiene
efectos sicológicos. Lo que descubran puede cambiar la forma en la que usamos
los analgésicos. “Manténgase en sintonía”, dijo Durso.
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