Japón
trata de salir de su segunda recesión dándoles una minúscula propina a los
ancianos pobres, y un paquetito de gasto fiscal, (los economistas se muestran escépticos).
El
primer ministro de Japón anuncia nuevos programas sociales para impulsar la
economía
http://lat.wsj.com/articles/SB11082315608531964197604581379780003737252?tesla=y
Por MITSURU OBE
Jueves,
26 de Noviembre de 2015
17:24 EDT
primer ministro japonés, Shinzo Abe,
TOKIO (EFE Dow
Jones)--El primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció el jueves que
aumentará el gasto en programas sociales e incrementará el salario mínimo en un
intento de impulsar la renqueante economía antes de las elecciones del próximo
año.
Abe dijo que
el gobierno entregará dinero en efectivo a los ancianos pobres y construirá
residencias para mayores y para el cuidado infantil con el fin de ayudar a la
población a acceder a la población activa y no salir de ella, medidas que se
enmarcarán en un paquete de estímulo valorado en al menos 3 billones de yenes (US$24.000 millones).
Abe confía
en revitalizar una economía que ha caído en recesión
por segunda vez en dos años, lo que aumenta el escepticismo sobre si la
Abenomía logrará finalmente generar un crecimiento sostenible. El primer
ministro anunció una “segunda fase” del programa de crecimiento en septiembre,
de la que dio pocos detalles, aunque se comprometió a expandir
la economía un 20% para 2020, un objetivo que muchos economistas no consideran
realista.
Kazumasa
Oguro, catedrático de
Economía en la Universidad Hosei, dijo del paquete que “no está mal, como un
primer paso”, pero advirtió que tardaría mucho tiempo en aumentar la población
activa y el crecimiento.
Uno de los
principales obstáculos para el crecimiento ha sido la congelación de los salarios, un problema que se supone que se
atajará con el incremento del salario mínimo. Abe y el Banco de Japón han
instado, sin mucho éxito, a las empresas a compartir más sus beneficios récord
con los trabajadores.
Además, el
gobierno dará un pago de 30.000 yenes (US$245)
en efectivo a cada uno de los 10 millones de ancianos
pobres del país que no se beneficiarán del incremento de los salarios
pero sí se ven afectados por las subidas de los precios.
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