Haití
siguió el camino trazado por EEUU y está en la miseria más espantosa; Cuba siguió
el camino de la ex URSS y seria una potencia sino fuera por el bloqueo económico de
EEUU
Nota del autor del blog:
Haiti
https://es.wikipedia.org/wiki/Hait%C3%AD
la wikipedia dice que Estados Unidos la invadió en 1915 y ejerció,
por consecuencia, un control absoluto haciendo lo que quisiera hasta 1934 (y
crucifico a los revolucionarios en las puertas de las iglesias. Esto último de otras
fuentes )
Luego en En 1957 fue elegido presidente François Duvalier, conocido
popularmente como Papa Doc, que gobernó dictatoríamente con ayuda militar y
financiera de
Estados Unidos y que en 1964 se hizo proclamar
presidente vitalicio. Su hijo Jean-Claude Duvalier (Baby Doc) le sucedió tras
su muerte en 1971. En enero de 1986 una insurrección popular le obligó a
exiliarse y el Ejército se hizo con el control del poder mediante la formación
de un Consejo Nacional de Gobierno, presidido por el general Henri Namphy.
El ejército estaba adoctrinado por EEUU en esa
escuela de las Américas para combatir al mismo pueblo al que dice defender.
La solución es una revolución y la destrucción
total del ejército, el arma principal de los corruptos aliados de EEUU
Opinión:
Un diagnóstico de lo que sufre la economía de Haití
http://lat.wsj.com/articles/SB10816626146984153282204581287811069836554?tesla=y
El
secretario de Estado de EE.UU., John Kerry (izq.), habla con el presidente de Haití, Michel Martelly, durante su
reunión en Puerto Príncipe el 6 de octubre. PHOTO: JEAN JACQUES AGUSTIN/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY
Por MARY ANASTASIA O’GRADY
Lunes,
12 de Octubre de 2015
0:04 EDT
La semana
pasada, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, hizo una escala
en Haití para expresar su apoyo a las elecciones presidenciales y a la segunda
ronda de los comicios parlamentarios que el país celebrará el 25 de octubre. En
medio de acusaciones de algunos miembros de la oposición de que los
preparativos no han sido imparciales y llamados para cancelar la votación,
Kerry instó a los haitianos a “unirse” para hacer que las elecciones sean un
éxito.
Los funcionarios
estadounidenses están perturbados por la violencia y la baja participación en las urnas —apenas 18%— en la primera ronda de
las elecciones parlamentarias en Haití, en agosto. A Washington le preocupa que
los haitianos se queden de nuevo en sus casas durante los comicios
presidenciales, lo que socavaría aún más la legitimidad de las frágiles
instituciones del país.
Kerry podría
haber contribuido más al reflexionar sobre la razón que ha vuelto a los
haitianos tan cínicos a la hora de ir a las urnas, y el papel que ha jugado la
política estadounidense en su desilusión.
Un
“diagnóstico sistemático de país” publicado en mayo de este año por el Banco Mundial sobre Haití es revelador. El informe
señala que el embargo estadounidense de 1991 a 1994,
que fue implementado para forzar el regreso al poder del depuesto presidente Jean Bertrand Aristide, provocó un gran daño sobre el importante sector manufacturero del país. El organismo
dice que la manufactura “nunca regresó a los niveles previos al
embargo”. Esa fue la primera vez que Bill Clinton decidió usar sus
poderes presidenciales para “ayudar” a Haití.
Su regreso al país después del terremoto de 2010 podría haber
sido ser aún más perjudicial.
Como lo
señala el informe del Banco Mundial, Haití sufre de un
capitalismo de amiguismo que frena el crecimiento económico.
Aun así, no
está claro cómo EE.UU. habría podido presionar a los políticos haitianos para
que enfrentaran este problema en años recientes cuando el
propio Clinton, un claro símbolo del amiguismo en Haití, estaba dirigiendo
informalmente las relaciones entre EE.UU. y el país caribeño, a través de la
ayuda de su esposa, Hillary, la secretaria de Estado.
El historial
de los políticos elegidos en Haití, desde la transición a la democracia en los
años 90, es deplorable. La clase política aún usa su
poder para enriquecimiento personal, como lo hicieron por casi 30 años los infames dictadores François Duvalier y su hijo
Jean-Claude.
Igual de
decepcionante es que después de más de dos décadas de ir a las urnas, los
haitianos aún no han probado la libertad económica, y la emigración se ha
convertido en la única opción para aquellos que esperan salir adelante
trabajando. El Banco Mundial reporta que entre 1971 y 2013 el Producto Interno Bruto per
cápita “cayó en 0,7% por año en promedio”.
La pobreza haitiana es
espantosa. Pero a
medida que la economía política se ha degenerado, la respuesta del mundo
desarrollado ha sido principalmente tratar al país como un gigantesco caso de beneficencia. Un emblema de esta actitud
condescendiente es el Parque Industrial Caracol, alguna vez promovido por los
Clinton. Está ubicado en la pobre región rural en el norte del país, pero su
construcción ha sido dejada sin terminar en momentos en que los residentes
locales necesitan las decenas de miles de empleos que podría proporcionar. Es como si unos haitianos autosuficientes
socavaran la industria de la pobreza.
Unos ciudadanos desposeídos tienen
dificultad para enfrentarse a la corrupción e ineptitud del gobierno. Esto explica los hallazgos del Banco Mundial de que Haití tiene un desempeño inmensamente
inferior que el promedio de los países de América Latina y el Caribe y
su índice de países de bajos ingresos en las áreas de control de la corrupción,
estado de derecho, y el suministro de servicios y rendición de cuentas del
gobierno.
Haití
argumenta que tiene problemas para recaudar impuestos pero hace su mejor esfuerzo para desanimar el crecimiento de
empresas fiscalmente responsables. Usando el sondeo del Banco Mundial Doing Business 2015: más allá de la
eficiencia, el informe de diagnóstico encuentra que lleva unos 29 días crear una empresa en países de bajos ingresos y un
promedio de 31 días en la región de América Latina y el Caribe. En Haití toma
97 días.
La movilidad
económica, hacia arriba o hacia abajo, es casi desconocida en el sector
privado. El informe del Banco Mundial dice que una pequeña cantidad de familias
poderosas disfrutan de privilegios casi monopólicos en mercados clave.
Esto resulta en una “alta concentración en una cantidad de industrias cruciales, una
competencia distorsionada, y prácticas empresariales no transparentes”.
Cuando un pequeño grupo de empresas
controla las importaciones, los consumidores son víctimas. Entre los productos alimenticios
más importantes en la canasta básica de los haitianos, la entidad encontró que los
precios eran “en promedio entre 30% y 60% más
altos en Haití que en otros países de la región”.
El banco
también dice que en el Informe de Competitividad Global
2014-2015 del Foro Económico Mundial, el puntaje de Haití es muy bajo (puesto 140 entre 148 países) en
términos de “intensidad de la competencia local” y exhibe un alto dominio del
mercado por unas pocas firmas.
Los autores
del Banco Mundial especulan gentilmente que hay “poca
presión competitiva”. Observan que esto podría “ser el resultado de altas
barreras legales o de comportamiento para ingresar” y que esto podría “facilitar
acuerdos tácticos entre familias y grupos para distribuirse el mercado entre
ellos, lo cual puede perjudicar la productividad y el incentivo para innovar”.
Este es una
forma cortés de decir colusión, de la cual ya saben los haitianos.
También saben que ante la ausencia de la voluntad política para abrir los
mercados a la competencia, las elecciones no importarán mucho.
Escriba a O’Grady@wsj.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario