domingo, 10 de mayo de 2015

Comienza el periodo de turbulencias en los precios de la compra - venta de las acciones del Dow Jones que desembocara en el crash bursátil del 2016 según analista senior de Ruarte reports Washington López. // por E.S.Browning del WSJ


Comienza el periodo de turbulencias en los precios de la  compra -  venta de las acciones del Dow Jones que desembocara en el crash bursátil del 2016 según  analista senior de Ruarte reports Washington López.

Nota del autor del blog: lo leí en el diario gestión en la edición impresa, el artículo de fondo era sobre el espectacular aumento en la cotización del oro en el futuro cercano.

Más sobresaltos en el horizonte de los índices bursátiles de EE.UU.


http://lat.wsj.com/articles/SB11231496520570843963504580633260916505910?tesla=y



Por

 E.S. BROWNING

lunes, 11 de mayo de 2015 0:03 EDT




Operadores en la Bolsa de Nueva York. Bloomberg News
Después de un 2013 en que se batieron todas las marcas, los gestores de fondos han advertido que los avances de las acciones estadounidenses serán más débiles y los vaivenes más violentos.

Tenían razón, y se prevé que las oscilaciones continúen.

La economía estadounidense está creciendo y la Reserva Federal está dispuesta a hacer lo que sea necesario para que no se estanque, pocos gestores de fondos proyectan un mercado a la baja, es decir una caída de 20% o más.

No obstante, las fluctuaciones bruscas de menor envergadura se han vuelto más comunes.


“Esperamos que siga adelante y se acelere”, señala Kristina Hooper, estratega de inversión en EE.UU. de Allianz Global Investors, que gestiona unos US$499.000 millones.


La volatilidad ha quedado en evidencia en los últimos días, conforme los índices bursátiles se desplomaban para después recuperarse y cerrar el viernes cerca de sus máximos. El Promedio Industrial Dow Jones cayó a inicios de la semana pasada, pero el viernes trepó 267,05 puntos, o 1,5%, para quedar en 18.191,11 unidades. La divulgación del informe de empleo de abril en EE.UU., que sugirió que la economía se expande a un ritmo moderado que le permite a la Fed tomarse su tiempo antes de subir las tasas de interés de corto plazo, contribuyó a la euforia.


Cuando los inversionistas hablan de volatilidad, a menudo se refieren al Índice de Volatilidad (VIX, por sus siglas en inglés) que elabora el Mercado de Opciones de la Bolsa de Chicago (CBOE).

El VIX es más un indicador de temor que de volatilidad. Evalúa la demanda de opciones y los inversionistas compran más opciones cuando están preocupados de que se produzcan nuevas caídas. El VIX ha subido algo últimamente, pero no mucho, lo que insinúa que los temores no son generalizados.




Una mejor manera de medir el grado de volatilidad es contar los días en que el Dow Jones sube o baja 1% o más frente a la jornada previa.
Eso ha ocurrido en casi 30% de las sesiones de este año, según el grupo de análisis de datos del mercado de The Wall Street Journal. La cifra está muy por encima del promedio de 23% calculado a partir de 1902, según Ned Davis Research. El Dow fue más moderado entre 2012 y 2014, cuando los movimientos bruscos promediaron 13% del total.

Esta medida indica que la volatilidad está casi de vuelta a los niveles de 2011, cuando las preocupaciones en torno a la crisis europea y la situación fiscal de EE.UU. tenían a los inversionistas con los nervios de punta.

Ese año, el Dow Jones subió a cayó 1% o más en una jornada 35% de las veces. “Si la volatilidad siguiera en aumento, sería una preocupación”, reconoce Will Geisdorf, estratega global de Ned Davis Research. “Pero como viene de niveles tan bajos, no es suficiente para amenazar el mercado alcista” en la actualidad, expresa.

De todos modos, numerosos gestores de fondos han estado trasladando dinero fuera de EE.UU. al opinar que las acciones de otros países, que son más baratas, subirán más. Glenmede Trust Co., que supervisa unos US$30.000 millones en activos, ha dirigido más dinero que lo habitual hacia Europa Occidental y Asia, aunque preserva grandes posiciones en EE.UU.


“Nuestras expectativas en EE.UU. se han moderado”, indica Jason Pride, estratega de inversión de Glenmede, quien proyecta una ganancia promedio anual de entre 4% y 5% en EE.UU. en los próximos 10 años, incluyendo el reparto de dividendos. “A nivel internacional, seguimos contemplando retornos de entre 7,5% y 11%, dependiendo del mercado”, agrega.

El índice S&P 500 creció 32%, incluyendo dividendos, en 2013 y 14% en 2014. En lo que va del año, acumula un alza de 2,8%, sin contabilizar dividendos.

Los analistas y los gestores de fondos han vuelto a sonar las alarmas al decir que los principales índices bursátiles de EE.UU. podrían retroceder 10% o más, algo que ni el Dow Jones ni el S&P 500 han hecho desde 2011.

Se trata del tercer lapso más prolongado sin una caída de 10% desde 1929, según Bespoke Investment Group. Los tres períodos de estabilidad se produjeron después de 1990, una era en la que las recesiones han sido más frecuentes y la Fed se ha esmerado en respaldar la estabilidad económica.

“La gente debería ciertamente estar en alerta para una corrección de 10% o más”, dice Hooper, la estratega de Allianz.

Los gestores de fondos atribuyen la volatilidad a dos factores.
 El primero son los altos precios de las acciones.
 Después de triplicar el mínimo de 2009, el S&P 500 se transa a 21 veces las ganancias netas de las empresas en los últimos 12 meses, muy por encima del promedio histórico de 15,5 veces, según Birinyi Associates.

Cuando los precios son altos, es más probable que los operadores de corto plazo vendan y tomen ganancias al primer asomo de problemas.

La Fed, mientras tanto, está reduciendo sus políticas de estímulo. Puso fin a su programa de compra de bonos el año pasado y se espera que empiece a subir las tasas de corto plazo este año.

El plan de compra de bonos del banco central fue una de las razones principales que explica la baja volatilidad, puesto que esos miles de millones de dólares impulsaban el precio de las acciones.

Ahora, en cambio, el desempeño bursátil depende más de los resultados de una compañía que de las expectativas sobre el estímulo de la Fed, y se prevé que el desempeño de las empresas no sea tan bueno este año.

Detrás de estas preocupaciones más inmediatas, hay un tema de fondo: la idea de que la economía estadounidense no retomará los niveles de crecimiento de 3% anual a la que estaba acostumbrada antes de la crisis financiera. EE.UU. se ha expandido menos de 2,6% todos los años desde 2006.

Michael Contopoulos, estratega de crédito de Bank of America Merrill Lynch, destacó en un informe reciente que la inversión empresarial ha sido débil durante más de una década. Las compañías que integran el S&P 500 dedican hoy menos de la mitad de su flujo de caja a la inversión de capital, escribió. Gastan más en dividendos y recompras de acciones.


“No sólo los presidentes ejecutivos no están invirtiendo en crecimiento, sino que al devolver capital a los accionistas con el fin de apuntalar los retornos de las acciones, están disminuyendo sus propios valores de recuperación en caso de que la empresa tenga problemas”, sostuvo.

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