miércoles, 21 de enero de 2015

Francos, el miedo y la locura (el supuesto aumento de la tasa de interés de la FED es puro cuentazo ) por Paul krugman nobel de economía del NYTimes


Francos, el miedo y la locura (el supuesto aumento de la tasa de interés de la FED es puro cuentazo )


Francos, el miedo y la locura

http://www.nytimes.com/2015/01/16/opinion/paul-krugman-francs-fear-and-folly.html


Enero 15, 2015

Paul Krugman

 

Ah, Suiza, famosa por relojes de cuco y una moneda sólida. Otras naciones pueden experimentar con las políticas económicas radicales, pero con el suizo no obtiene sorpresas.

Hasta que lo haga. El jueves, el Banco Nacional de Suiza, el equivalente de la Reserva Federal, conmocionó al mundo financiero con un doble golpe, abandonando al mismo tiempo su política de vincular el franco suizo al euro y el corte de la tasa de interés que paga por reservas bancarias a  (-0,75%) eso es correcto , menos 0,75 por ciento. Agitación del mercado se produjo.

Y usted debe sentir un escalofrío de miedo, incluso si usted no tiene ningún interés financiero directo en el valor del franco. Para tribulaciones monetarios de Suiza en miniatura ilustran lo difícil que es luchar contra la vorágine deflacionaria ahora arrastrando hacia abajo gran parte de la economía mundial.

Lo que hay que entender es que todas las reglas habituales de la política económica cambiaron cuando la crisis financiera golpeó en 2008; entramos en un mundo espejo, y todavía no hemos salido.

En muchos casos, las virtudes económicas se convirtieron en vicios: La voluntad de salvar convirtió en un lastre para la inversión, la probidad fiscal una ruta al estancamiento.

 Y en el caso de los suizos, que tiene una reputación de los bancos seguros y dinero sólido se convirtió en una responsabilidad importante.

Así es como trabaja: Cuando Grecia entró en su crisis de deuda a finales de 2009, y otras naciones europeas se encontraron bajo estrés severo, el dinero que buscan un refugio seguro comenzó a verter en Suiza.
Esto a su vez envió el franco suizo al  alza , con efectos devastadores en la competitividad de la manufactura suiza, y amenazó con empujar Suiza - que ya tenía muy baja inflación y tasas de interés muy bajas - en deflación al estilo japonés.




Funcionarios monetarios Así suizos se desvivió en un esfuerzo para debilitar su moneda.

Se podría pensar que solo basta imprimir dinero y dejarlas en el banco lo que su moneda vale menos es fácil – pero  no puedes simplemente imprimir más billetes? - Pero en el mundo posterior a la crisis no es fácil en absoluto.

Sólo la impresión de dinero y la acumulación en los bancos no hace nada;  ya que sólo se asienta allí pero no los utiliza el publico.

Nota del autor del blog : apuesto mi casa a que esto no es asi , y prometo inflación de más de 20 % anual  , mi idea es imprimir 2 billones de francos   suizos y regalarlos a los escolares

El suizo intentó un acercamiento más directo, la venta de francos y la compra de euros en el mercado de divisas, en el proceso de adquisición de una enorme horda de euros. Pero incluso eso no estaba haciendo el truco.

Luego, en 2011, el Banco Nacional de Suiza intentó una táctica psicológica. "La actual sobrevaluación masiva del franco suizo", declaró, "plantea una grave amenaza para la economía suiza y conlleva el riesgo de un desarrollo deflacionario . "Y por lo tanto, anunció que iba a establecer un valor mínimo para el euro - 1.2 suizo francos - y que para hacer cumplir este mínimo que era lo que el banco esperaba claramente era que mediante la elaboración de esta línea en la arena que limitaría el número de euros que en realidad tenía que comprar "dispuesto a comprar divisas en cantidades ilimitadas.".

Y durante tres años funciono . Pero el jueves el suizo repente se rindió. No sabemos exactamente por qué; nadie que yo conozca cree que la explicación oficial, que es una respuesta a la debilidad del euro.

Pero parece probable que una nueva ola de dinero de refugio seguro estaba haciendo el esfuerzo para mantener el franco abajo demasiado caro.

Si usted me pregunta, el suizo acaba de hacer un gran error. Pero, francamente - francly? - El destino de Suiza no es la cuestión importante. Lo que es importante, en cambio, es la demostración de lo difícil que es luchar contra las fuerzas deflacionarias que hoy afligen a gran parte del mundo - no sólo de Europa y Japón, pero muy posiblemente también China . Y mientras que EEUU ha tenido una carrera bastante buena en los últimos trimestres, sería absurdo suponer que somos inmunes.

Lo que esto dice es que realmente, realmente no debería dejarse estar demasiado cerca de la deflación - puede caer, y entonces es muy difícil salir.

Esta es una de las razones de que el recorte del gasto del gobierno en una economía deprimida es una mala idea:

No es sólo el costo inmediato en la pérdida de empleos, sino el aumento en el riesgo de quedar atrapados en una trampa deflacionaria.

Es también una razón de ser muy cauteloso acerca de las tasas de interés cuando se tiene una baja inflación, incluso si usted no cree que la deflación es inminente.

En este momento la gente seria - las mismas personas serias que decidió, erróneamente, que el 2010 fue el año en que debemos girar de puestos de trabajo a los déficits - parecen estar llegando a un consenso de que la Fed debería empezar a caminar muy pronto.

Pero por qué? No hay señales de aceleración de la inflación en los datos reales, y los indicadores del mercado de la inflación esperada se hunden, lo que sugiere que los inversionistas ven el riesgo de deflación en EEUU , incluso si la Fed no lo hace.

Y comparto esa preocupación mercado. Si la recuperación de Estados Unidos se debilita, ya sea a través de un contagio de los problemas en el extranjero o porque nuestros propios fundamentos no son tan fuertes como pensamos, el endurecimiento de la política monetaria podría demostrar muy fácilmente como un acto de absoluta locura.

Así que vamos a aprender de los suizos. Han sido cuidadoso; que han mantenido una moneda sólida para las generaciones. Y ahora están pagando el precio.

Una versión de este artículo de opinión aparece en la prensa el 16 de enero de 2015, en la página A27 de la edición de Nueva York con el titular:. Francos, el miedo y la locura Solicitar reimpresiones | Papel de hoy | Suscribirse
Ah, Suiza, famosa por los relojes de cuco y la moneda fuerte. Puede que otros países experimenten con las políticas económicas radicales, pero con los suizos uno no se lleva sorpresas.

Hasta que se las lleva. El jueves, el Banco Nacional Suizo, el equivalente a la Reserva Federal, sorprendió al mundo financiero con un doble revés, al abandonar su política de vincular el franco suizo al euro y, al mismo tiempo, rebajar el tipo de interés que paga por las reservas bancarias hasta alcanzar una cifra negativa, -0,75 %. Acto seguido, en los mercados estalló la tormenta.

Y hay buenos motivos para sentir un escalofrío de temor, aun cuando nuestras finanzas no se vean afectadas directamente por el valor del franco.

La razón es que las tribulaciones monetarias de Suiza son una ilustración en miniatura de lo difícil que es escapar del torbellino deflacionista que está arrastrando a gran parte de la economía mundial.

Lo que necesitan entender es que las normas habituales de la política económica cambiaron cuando se desencadenó la crisis financiera de 2008; entramos en un mundo paralelo del que todavía no hemos salido.

 En muchos casos, las virtudes económicas se han convertido en vicios: la disposición a ahorrar se convirtió en un lastre para la inversión; la probidad fiscal, en un camino hacia el estancamiento. Y en el caso de los suizos, el hecho de ser conocidos por la seguridad de sus bancos y la fortaleza de su moneda se ha convertido en una gran responsabilidad.

Así ha funcionado la cosa: cuando en Grecia empezó la crisis financiera, a finales de 2009, y otros países europeos se vieron sometidos a una enorme presión, el capital que iba en busca de un refugio seguro empezó a entrar a raudales en Suiza.

Esto, a su vez, disparó el franco suizo, lo que tuvo un efecto devastador para la competitividad de la industria suiza y estuvo a punto de hundir al país —que ya tenía una inflación y unos tipos de interés muy bajos— en una deflación similar a la japonesa.

Así que los responsables de la política monetaria suiza hicieron todo lo posible por debilitar su moneda.

Se podría pensar que es fácil lograr que la moneda se devalúe -no hay más que imprimir más billetes, ¿no?-, pero en un mundo que acaba de pasar por una crisis, eso no es nada fácil.

El mero hecho de imprimir billetes y llenar los bancos con ellos no sirve de nada; el dinero se queda ahí sin más.

Los suizos probaron con un método más directo: vender francos y comprar euros en el mercado de divisas, y en el proceso adquirieron una ingente cantidad de euros. Pero ni siquiera eso surtió efecto.

Entonces, en 2011, el Banco Nacional Suizo probó con una táctica psicológica. “La actual y enorme sobrevaloración del franco suizo”, declaró, “representa una grave amenaza para la economía suiza y nos expone al riesgo de precipitarnos hacia la deflación”. Por tanto, anunció que fijaría un valor mínimo para el euro —1,20 francos suizos— y que, para respetar ese mínimo, estaba “dispuesto a comprar moneda extranjera en cantidades ilimitadas”. Lo que sin duda el banco esperaba era que, al trazar esa línea roja, limitaría el número de euros que de hecho tendría que comprar.

Y, durante tres años, la táctica funcionó.

Pero, el jueves, los suizos de repente renunciaron a ella. No sabemos la razón exacta; nadie que yo conozca se cree la explicación oficial: que es una respuesta al debilitamiento del euro.
Pero parece probable que una nueva oleada de capital en busca de refugio haya hecho que el esfuerzo de mantener el franco devaluado resulte demasiado costoso.

En mi opinión, los suizos acaban de cometer un gran error.

 Pero, seamos francos —¿francos?—, el destino de Suiza no es el verdadero problema.

Lo que de verdad importa es la demostración de lo difícil que resulta luchar contra las fuerzas deflacionistas que ahora afectan a gran parte del mundo (no solo a Europa y a Japón, sino muy posiblemente también a China). Y aunque la trayectoria de Estados Unidos ha sido bastante buena durante los últimos trimestres, sería estúpido dar por sentado que el país es inmune.

Lo que esto nos está diciendo es que es muy, muy importante no acercarse demasiado al borde de la deflación; uno podría caerse dentro, y luego es extremadamente difícil salir.

Esta es una de las razones por las que recortar drásticamente el gasto público cuando la economía está deprimida es tan mala idea: no solo por el coste inmediato que tiene en forma de pérdida de puestos de trabajo, sino también porque aumenta el riesgo de verse atrapado en una trampa deflacionista.

Es también uno de los motivos por los que hay que ser tan cauto al subir los tipos de interés cuando la inflación está baja, aunque uno no crea que la deflación sea algo inminente.

 Ahora mismo, la gente seria —esa misma gente seria que, erróneamente, decidió que 2010 era el año en que debíamos olvidarnos del empleo para preocuparnos por el déficit— parece estar llegando al consenso de que la Reserva Federal debería empezar a subir los tipos muy pronto. ¿Pero por qué?

 No hay ningún indicio de aceleramiento de la inflación en los datos actuales, y los indicadores de la inflación prevista por el mercado están cayendo en picado, lo que indica que los inversores consideran que hay riesgo de deflación, aunque la Reserva no lo vea.

Y yo coincido con el mercado en su preocupación. Si la recuperación de Estados Unidos pierde fuerza, ya sea porque se contagie de los problemas del exterior o porque nuestras variables fundamentales no son tan sólidas como creemos, es muy fácil que la restricción monetaria acabe siendo un acto de absoluta locura.

Así que aprendamos de los suizos. Han tenido cuidado; llevan generaciones preservando la fortaleza de su moneda. Y ahora están pagando el precio.

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