domingo, 28 de diciembre de 2014

La historia de un visionario multimillonario llamado George Mitchell y la compañía EOG y su ingeniero Mark Papa que refinó técnicas de perforación horizontal para el gas natural de esquisto e hizo una revolución energética en EEUU y que sepultará a la COP 21 en París el 2015 del WSJ


La historia de un visionario multimillonario llamado George Mitchell y la compañía  EOG y su ingeniero   Mark Papa  que refinó técnicas de perforación horizontal para el gas natural de esquisto e hizo una revolución energética en EEUU  y que sepultará a la COP 21 en París el 2015



George Mitchell


 El ingeniero Mark Papa 





Opinión: El empresario responsable de la caída del petróleo



http://lat.wsj.com/articles/SB10619504511798443808104580331502858575416?tesla=y&mg=reno64-wsj&url=http://online.wsj.com/article/SB10619504511798443808104580331502858575416.html




Mark Papa, pionero de la extracción del crudo de esquisto, asegura que la revolución energética seguirá adelante pese a los bajos precios


Por Joseph Rago


domingo, 28 de diciembre de 2014 12:08 EDT




Ken Fallin
La semana pasada, una estación de servicio en Oklahoma City fue la primera en vender gasolina regular por menos de US$2 el galón.


El precio promedio en Estados Unidos es el más bajo desde 2010 y continúa cayendo, lo cual Goldman Sachs considera como el equivalente a un recorte de impuestos de US$75.000 millones a lo largo de los últimos seis meses. La situación en otros países es similar.

Los consumidores pueden agradecerle a Mark Papa, el empresario cuyo papel en la creación de esta bonanza sigue siendo, en gran parte, desconocido. Lo mismo sucede con muchos otros beneficios del auge energético estadounidense.

Papa se jubiló en julio, dejando su cargo como presidente ejecutivo de EOG Resources, la compañía de perforación que él transformó en el mayor productor de petróleo en los 48 estados contiguos de EE.UU. durante su década y media de gestión.

“Ellos estuvieron entre los pioneros de la revolución del petróleo y el gas no convencional”, reconoce el historiador energético Daniel Yergin.

La compañía abrió nuevas fronteras en la fracturación hidráulica y la perforación horizontal, permitiendo que los productores exploten esquisto denso y difícil de extraer.

“No se me ocurre ningún otro acontecimiento que haya causado un beneficio económico así de positivo a un país como el petróleo y gas de esquisto”, afirmó Papa en una reciente visita a Nueva York. “El hecho de que los precios del crudo hayan colapsado tanto como lo han hecho es directamente atribuible a la revolución de esquisto”.


Papa cree que la caída de los precios del petróleo es el resultado de “un poco más de producción”, que ha marcado la diferencia, un millón de barriles de petróleo al día en medio de una demanda mundial de cerca de 92 millones de barriles diarios.

Parte de esa cifra es “suministro no anticipado proveniente de lugares como Libia”, observó, pero el principal motor es el petróleo de esquisto estadounidense.

El empresario explica que en 2012 el crecimiento interanual del petróleo de esquisto en EE.UU. bordeaba el millón de barriles al día y el año pasado el crecimiento cayó a 800.000 barriles diarios.

“El sentimiento generalizado es que habíamos alineado la producción y lo sencillo ya se había extraído. Cuando entramos en nuestro tercer año, se volvía un poco más difícil alcanzar este tremendo aumento en la producción”. La mayoría preveía un alza en torno a 700.000 barriles al día para 2014.

En cambio, “para la sorpresa de la mayoría”, dijo Papa, incluyéndose, el crecimiento de la producción diaria de EE.UU. este año se disparó a un promedio de 1,2 millones de barriles.


Ahora, “la expectativa cuando el precio estaba en US$100 el barril era que EE.UU. continuaría creciendo en un millón de barriles al año. La gente previó que tendríamos más petróleo en el mercado de lo que pensábamos y el próximo año un superávit incluso mayor sobre la demanda y así la percepción se convirtió en realidad y, de repente, pum”.

El petróleo West Texas Intermediate, la cotización de referencia para EE.UU., ha caído en cerca de US$30 el barril desde junio, después de rondar los US$100 durante tres años. La producción de crudo de EOG aumentó 40% en 2013.

Puesto que la compañía fue “una de las primeras en entrar en la actividad de esquisto en EE.UU., francamente creímos que teníamos el dedo en el pulso de la industria”, indicó Papa.

Lo que sucedió fue que una “amplia mejora de la eficiencia” apareció de la nada este año a medida que los adelantos de la tecnología y las empresas perforadoras encontraron formas de hacer que los pozos fueran más productivos y extrajeran más petróleo del mismo lugar.

El descenso de los precios del crudo no significa que EE.UU. se dirija hacia un auge y un posterior colapso, opina Papa, pero el impulso de la industria se “desacerará considerablemente” después de unos seis meses.

“El crecimiento de la producción de EE.UU. se va a desacelerar en 2015, 2016 y 2017 simplemente porque las compañías de exploración y producción no van a tener el flujo de caja para reinvertir”, advirtió.

Los principales yacimientos de esquisto de EE.UU “aún ofrecen rendimientos económicos positivos” con el crudo en US$70 o incluso en el rango medio de US$60, indicó Papa.

Si esto es “un tipo de autocorrección”, añadió, habrá sido un “cambio fantástico” respecto a lo que ocurría hace algunos años.

“Casi todo el mundo, tanto dentro como fuera de la industria, predecía que la producción estaba en un declive inevitable y que habría una dependencia cada vez más alta del petróleo importado”, aseveró.

Sin el crudo de esquisto, estimó, el precio del petróleo estaría hoy entre US$100 y US$120 el barril”.

Ingeniero de petrolero de profesión, Papa se convirtió en “presidente ejecutivo por accidente” cuando Enron “decidió escindir activos tangibles a medida que ellos se transformaban en una compañía de corretaje” y se desprendió de su división EOG en 1999.

En ese entonces, un emprendedor multimillonario llamado George Mitchell demostró que la fracturación hidráulica vertical era una tecnología viable y EOG refinó técnicas de perforación horizontal para el gas natural, lo que pronto lo convirtió en un líder del sector.

Las grandes petroleras como Exxon y Chevron fueron tomadas por sorpresa.

La idea novedosa de Papa fue que si los precios del gas seguían bajos debido a la sobreoferta, tal como ocurrió, se podía sacar petróleo, así como gas, de las formaciones de esquisto.

Las moléculas de petróleo son varias veces más grandes que las de gas y “debido a que los conductos que atraviesan las formaciones son muy pequeños, estrechos y restringidos, la sensación general era que no se podía producir crudo comercial de las formaciones de esquisto”, recordó.

Papa y su equipo sospechaban que esto era “una superstición” y que nadie había “hecho el trabajo de probar eso sin lugar a dudas. Así que desafiamos ese dogma y descubrimos que era incorrecto”.

En retrospectiva, Papa se equivocó a la hora de juzgar el avance del progreso tecnológico. “Mucha gente ve el negocio petrolero y ve una imagen de una persona trabajando en una tubería con polvo y grasa y todo lo demás y piensa que es una industria atrasada. Es una percepción errónea”, dijo.

“Donde nos encontramos actualmente con el esquisto es el mismo lugar en el que un ingeniero estaba en los años 40 en un yacimiento convencional”, explicó. La mejor tasa de recuperación en aquel entonces era de 10% a 15%, dejando el resto bajo tierra, como sucede actualmente con el esquisto. Pero desde entonces ha subido a 40% o 50%.

Aún no existe la tecnología para que el esquisto rinda de esa manera.

Papa, no obstante, confía en que aparecerá en los próximos 10 años, “lo que significa que vamos a duplicar o más la cantidad de petróleo que extraeremos (…) La tecnología siempre encontrará una forma de desatar cada incremento de los recursos”.

Respecto al resto del mercado, dijo Papa, “creo que por los próximos 40 o 50 años seguiremos siendo una economía impulsada por los hidrocarburos, los principales siendo el gas natural y el petróleo (…) Tiene que confiar en la lógica de los estadounidenses y de nuestros legisladores para decir: ‘mire los beneficios económicos’. Los beneficios son tan obvios que una persona objetiva cuestionaría si queremos imponer regulaciones punitivas que reduzcan lo que hemos obtenido”.

Rago es miembro de la junta editorial de The Wall Stree

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