viernes, 6 de diciembre de 2013

Banco Mundial "El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación". parte II extraido del WSJ

Banco Mundial "El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación". parte II extraido del WSJ

El reto de Latinoamérica: hay muchas empresas pero muy poca innovación

http://online.wsj.com/article/SB10001424052702304096104579240811280621946.html?mod=WSJS_inicio_LeftTop


Por IVÁN ROTHKEGEL
América Latina se benefició en los últimos años del ascenso de los mercados emergentes para crecer a tasas aceleradas y mantener la inflación a raya en la mayoría de los países. Eso generó un clima de estabilidad que ayudó a millones de personas a dejar la pobreza y engrosar las filas de la clase media. Sin embargo, tiene una apremiante asignatura pendiente: superar un déficit de innovación.

Esa es la conclusión del informe más reciente del Banco Mundial "El emprendimiento en América Latina: muchas empresas y poca innovación".

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Banco Mundial
Augusto de la Torre, del Banco Mundial, hace un llamado al apoyo a los jóvenes emprendedores.

El organismo advierte que el elevado número de compañías que se forman en la región no es necesariamente sinónimo de éxito, sino un síntoma de la falta de dinamismo. "Tenemos muchas empresas pequeñas porque las grandes no están creciendo ni están generando suficiente empleo", dice Augusto de la Torre, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, que dirigió el equipo que elaboró el estudio.

Lo que el banco identifica como una "brecha" de innovación abarca todo el espectro, desde las pequeñas empresas hasta las multinacionales latinoamericanas, conocidas como multilatinas, y las subsidiarias de los grandes conglomerados internacionales. "Nuestras empresas (…) primero no tienen el tipo de inversión en investigación y desarrollo que las empresas parecidas de otras regiones emergentes tienen y, segundo, cuando cruzan las fronteras (…) normalmente lo hacen para vender en otros mercados el mismo producto que venden en su mercado local", afirma de la Torre.

En general, las empresas de la región introducen productos con menos frecuencia, invierten menos en actividades de investigación y desarrollo, obtienen menos patentes y son peor gestionadas que sus pares de países de un nivel de desarrollo económico comparable en otras partes del mundo, señala el reporte.

Una de las recomendaciones del Banco Mundial es que los gobiernos complementen el énfasis que han puesto en ayudar a la pequeña empresa con políticas enfocadas a apoyar a las firmas jóvenes con un alto potencial de crecimiento. "Es ahí donde se cuecen las habas en términos de crecimiento y generación de empleo", señala de la Torre.

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La experiencia de dos emprendedores peruanos ofrece una luz de esperanza. Gary Urteaga y Manuel Olguín obtuvieron en agosto de 2011 fondos de Fidecom, un programa del gobierno peruano, para desarrollar CinePapaya, un portal de información sobre películas y ventas de entradas de cine.

Los emprendedores recorrieron un ecosistema formado en los últimos años en la región que busca adaptar las condiciones de Silicon Valley a América Latina. A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, el Estado juega un rol preponderante, pero también hay una presencia cada vez mayor de las universidades, centros de estudio y el sector privado, en un esfuerzo por proveer financiamiento, asesoría, espacio de trabajo y una red de contactos a empresas con un alto potencial de crecimiento. El sistema también está conectado al propio Silicon Valley y otros centros mundiales de innovación.

Urteaga cuenta que, entre otros, CinePapaya recibió financiación y asesoría de Wayra, una iniciativa del grupo español de telecomunicaciones Telefónica S.A., el fondo de Silicon Valley 500 Startups y de Start-Up Chile, un programa del gobierno que busca atraer emprendedores de todo el mundo al país. La empresa tiene una plantilla de 14 trabajadores y espera facturar US$1 millón este año, agrega el cofundador, pero su paso por el ecosistema no ha terminado.

CinePapaya fue una de las semifinalistas, aunque no llegó a la recta final, de La Idea, una iniciativa del Departamento de Estado de EE.UU. y la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional, para conectar a los empresarios latinoamericanos con sus pares en EE.UU. y proveer financiamiento y asesoría. También fue invitado al foro de emprendimiento e innovación LAB4+, organizado por las agencias de promoción de exportaciones de Chile, Colombia, México y Perú, en el marco de la Alianza del Pacífico, que termina hoy en Santiago de Chile.

"En 2010 todos los emprendedores del mundo miraban a Silicon Valley, pero tenían grandes problemas para conseguir visas. Entonces surgió la idea: por qué no elegimos a los mejores (…) para que vengan, se instalen y puedan trabajar acá", explica Carlos Honorato, director de ProChile, la agencia de promoción de exportaciones del país, sobre el origen de Start-Up Chile.
El programa otorga a las empresas seleccionadas US$40.000 por seis meses sin pedir una participación accionaria a cambio. La primera ronda de financiamiento atrajo a 22 empresas de 14 países, mientras que a la más reciente postularon más de 3.500 compañías de todo el mundo para 100 cupos, dice Honorato.

David Andujo, un mexicano se que autodefine como un "emprendedor serial" recuerda que en 1996, cuando había formado su primera empresa mientras aún estudiaba negocios y computación en el Tecnológico de Monterrey en Chihuahua "no había un ecosistema tan fuerte de emprendedurismo de start-ups". Andujo es uno de los fundadores de Rewards.to, una bolsa digital de empleos donde las empresas ofrecen una recompensa por encontrar el candidato adecuado para llenar una vacante. "El primer inversionista en esta nueva empresa lo logre dando un pitch en Silicon Valley", cuenta. El pequeño empresario piensa mudarse próximamente a Silicon Valley.

El ecosistema no sólo abarca a las plataformas digitales. Tras graduarse de la universidad como ingenieros en biotecnología, Diego Belmar, Nicolás Ferreira y Hans Pieringer empezaron a desarrollar una tecnología de control de bacterias, que bautizaron como Milkeeper. Trabajaron durante dos años en conjunto con el centro chileno de biotecnología Fundación Ciencia y Vida, ligado al doctor Pablo Valenzuela, uno de los fundadores de la biotecnológica estadounidense Chiron Corporation, que fue comprada en 2006 por la farmacéutica suiza Novartis AG por US$5.100 millones.

Los científicos trataron, infructuosamente, de lanzar Milkeeper para el consumo humano en los supermercados y los restaurantes. "El problema es que hicimos un producto pensando en nosotros, pero no en el mercado", admite Belmar.

El grupo recibió apoyo del gobierno y de inversionistas privados hasta que conocieron a un ganadero con el que trabajaron para adaptar Milkeeper a la crianza de terneros. El producto es una solución en polvo que se usa para prevenir la diarrea. La empresa, que se llama Phage Technologies, ya tiene 7 empleados y Milkeeper se distribuye a nivel nacional. Su meta es expandirse a América Latina y, a más largo plazo, EE.UU., señala Belmar.

De la Torre, del Banco Mundial, califica esta clase de esfuerzos como "prometedores", aunque advierte contra el riesgo de pensar que son una varita mágica que resolverá los problemas de la noche a la mañana. Los gobiernos, además, tienen que atacar problemas de fondo cuyas soluciones son más de largo plazo y que son comunes en toda la región, incluyendo la falta de competitividad de los sectores que no están ligados al comercio internacional y la escasez de ingenieros y científicos, añade.

De la Torre, en todo caso, es optimista. "Por primera vez en mi vida profesional (…) veo a la región latinoamericana con la energía, el interés y la intensidad de enfoque que se necesita en temas de crecimiento, de innovación y de productividad", asevera.
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Cuando empezamos el estudio mi argumento con el equipo era que nuestras multilatinas se iban a parecer muchísimo a las empresas multinacionales norteamericanas o del mundo porque por algo están en los mercados internacionales. Yo había esperado a ver las prácticas de administración y gerencia, los procesos de innovación, la inversión en investigación y desarrollo, la conectividad, de manera parecida. Pero nos damos cuenta que también ahí hay una especie de especificidad latinoamericana. Hay algo quizás más de fondo que está limitando la capacidad innovadora de la región.
Nota del autor del blog: a mí me parece que eso que limita  es la corrupción y el que vende no es el más eficiente sino el que pago la más alta coima. No solo a nivel de empresas sino a nivel de gobiernos
Factores históricos, quizás factores culturales asociados a la manera en que está distribuida la riqueza y el poder que es mucho más desigual. No tenemos un diagnóstico de fondo, pero es un resultado muy intrigante que se asienta cuando ves el otro resultado de nuestro reporte que es cuando vemos a las multinacionales que vienen de los países avanzados. Una multinacional que está trabajando, por ejemplo, en América Latina pero también en Corea del Sur. Cuando vemos el comportamiento de las dos subsidiarias vemos que la de América Latina es menos innovativa que la subsidiaria de la misma multinacional en un país asiático. Lo cual quiere decir que la cosa va más allá de los empresarios latinos. Algo de fondo está pasando en el entorno fundamental en el cual vivimos, por así decirlo.

La economía informal:

Hay dos datos que nos hacen revisitar este tema.
 Primero, en la mente de mucha gente, la pequeñez de nuestras empresas está asociada a la informalidad, pero cuando vemos los números y los comparamos internacionalmente, vemos que la pequeñez es también parte de la formalidad. Es decir, que el monopolio de las empresas pequeñas no está en el sector informal, Hay muchísimas más empresas en el sector formal que son pequeñas en Latinoamérica comparada con otros países. Entonces, este problema de poco crecimiento no es sólo un problema de la informalidad. Eso da que pensar que el tema va más allá de la informalidad.

Segundo, está clarísimo que los crecimientos importantes de la economía están asociados a la generación de empleos por parte de las empresas grandes. Tampoco el sector formal tiene un monopolio de las empresas grandes. Si bien formalidad e informalidad es una distinción tremendamente útil, los problemas no se reducen a eso.

Qué países entienden el desafío y cuáles se podrían estar quedando rezagados

Lo que insinuamos en el reporte es que el programa de reformas y de políticas económicas que se van a necesitar para despertar un espíritu innovador más fuerte tiene que variar de un país a otro. Cuando vemos donde están los grandes déficits, lo que encontramos es que varían de país a país. Por ejemplo, en algunos países el problema de acceso al financiamiento apropiado es mucho más importante y profundo que en otros países. En algunos países el problema de ausencia de ingenieros y de graduados en los aspectos de ciencia y tecnología parece ser un obstáculo más grande que en otros países, aunque es un problema en toda América Latina. El problema de la seguridad de los contratos que están detrás de la innovación, los temas de derechos de propiedad intelectual que son importantes para la inversión en patentes e Investigación y Desarrollo es más pronunciado en algunos países que en otros. Menos pronunciado quizás en Chile que en Guatemala.

Problemas comunes en la región

Hay dos problemas que parecen que son comunes en toda la región que sugieren que son obstáculos de altísima prioridad… la insuficiente competencia en el sector de servicios y no transables… y el insuficiente número de profesionales en ciencia y tecnología, el tema de la educación. Los dos aparecen constantemente en todos los países. Eso sugiere que hay algunas agendas que ya tienen algunas características regionales.

Diferencias entre los emprendedores latinoamericanos y de otros países en EE.UU.

Es un resultado tremendamente llamativo e inesperado. Contrariamente a lo que esperábamos nos damos cuenta que el latino, controlando por educación y otros factores, es menos emprendedor, lo cual sugiere que hay una cierta persistencia de factores quizás culturales e históricos que generan actitudes y valores que les acompañan a las personas más allá de su entorno. Esto es un poco como cuando Newton tuvo la ley de gravedad y decía yo sé porque esto funciona así, pero es así. Lo documentamos en el reporte, aunque no pretendemos tener una explicación completamente satisfactoria.

Hay muchas asignaturas pendientes. ¿Es optimista?


Como decía Menem, no estamos mal, pero vamos bien. Soy optimista porque por primera vez en mi vida profesional veo a la región latinoamericana con la energía, el interés y la intensidad de enfoque que se necesita en temas de crecimiento, de innovación y de productividad. La Latinoamérica de los años 70, 80 y 90 fue una región muy concentrada en temas de estabilidad macroeconómica. Nuestras mejores mentes estaban dedicadas a como estabilizamos la inflación y arreglamos el problema macro y también muy concentrados en como resolvemos los grandes problemas de desigualdad social. Eso nos quitaba energías para pensar en innovación y crecimiento. Eso ha cambiado y veo a la región lista para enfrentare este gran problema de innovación y crecimiento.
Nota del autor del blog : si el señor  Augusto de la Torre leyera extracción de cocaina empleando fluidos supercriticos, al margen si es bueno o malo ¿calificaría para una start Ups mexicana o peruana?¿seria innovador?

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