miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ciencia, tecnología e involución /Miguel E. Santillana/candidato a PhD en economía



Ciencia, tecnología e involución






18 Sep, 2011 23:28



Miguel E. Santillana


No hay real independencia de un país si este no es capaz de pensar y crear por sí mismo.



Es una señal inequívoca que dejó la adolescencia y asume con madurez la responsabilidad de su destino.



Lamentablemente en el Perú sus élites han preferido el boato, el imperio de los sentidos, el conocimiento de lo fatuo, las plumas y lentejuelas, lo banal, lo pasajero; antes que preocuparse por el conocimiento científico, tecnológico y la innovación (CTI).



No hay autoestima cuando se reconoce que la calidad sólo puede venir de afuera.
No es que en el Perú no hayamos tenido personajes que han destacado con luz propia en ciencias naturales y matemáticas.



Lamentablemente tuvieron que partir al extranjero y/o es en tierras foráneas donde se ha reconocido su trabajo intelectual pues en esta provincia del mundo esas habilidades no eran reconocidas por una sociedad enredada en sus procedimientos burocráticos y estamentos, el fabuloso poder discrecional que da un sello, la frondosa riqueza que dan las relaciones sociales o el estrecho margen a la libertad de pensamiento que tiene una sociedad pacata (Se aplican a la persona que actúa de manera excesivamente tranquila o excesivamente prudente. Los sinónimos ponen el acento en la falta de decisión o de seguridad que muestra una persona a la hora de actuar/Mojigato, de condición pacífica, tranquila y moderada) sometida al pensamiento mágico religioso de una institución que dice ser la franquicia de Dios en la Tierra (El autor se refiere probablemente al nuevo testamento predicado por varias iglesias, porque en el antiguo testamento Dios premia con el cielo a los que triunfan en los negocios, lean los proverbios). Recuerdo que de niño me enseñaron: “La Verdad os hará libres”, y desde entonces la busco sin tutelas.
Desde que somos una república hemos tenido ciclos económicos asociados a la exportación de un recurso natural y/o materia prima que el mercado internacional necesitaba. Esos ciclos terminaban cuando se encontraba un reemplazo sintético (como cuando el caucho fue reemplazado por los procesos de Ziegler-Natta en la polimerización del etileno) y/o se había desarrollado un nuevo material que cumplía con las funciones de nuestro producto exportado. La “prosperidad falaz” que describe Basadre es una película recurrente por estas latitudes.



Circuitos económicos, ciudades, fortunas, etc., desaparecen y se cubren del polvo del tiempo. Se vuelven parte del mito “todo tiempo pasado, fue mejor”.
Hoy tenemos un nuevo ciclo económico marcado por la exportación de minerales e hidrocarburos, sostenido por una sana macroeconomía.



Es una ventana de oportunidad que no debemos dejar pasar pero aprendamos de nuestros errores del pasado o de países que también han crecido a través de la explotación de sus recursos naturales.
Australia, Canadá o Finlandia han utilizado la renta que genera la explotación de sus recursos naturales para invertir en el capital humano de sus sociedades, para que este a su vez pueda desarrollar CTI, que será su garantía de crecimiento a largo plazo.
En el Perú invertimos 0.15% del PBI en investigación y desarrollo (I+D)
comparable a Etiopía, Senegal, Madagascar o Papúa Nueva Guinea- mientras que en Australia el 2.2%, Canadá el 2% y Finlandia el 3.5%.



Los países que aparecen en el firmamento como los referentes del futuro: China, India y Brasil invierten 1.5%, 0.8% y 1%; respectivamente, pero además cada año incrementan sus inversiones en I+D en 22%, 8% y 15%.
En coeficiente de invención (número de patentes anuales por cada millón de habitantes), Brasil produce 5.5 patentes, Argentina 2.4 y el Perú 0.1. En publicaciones en revistas especializadas Brasil publicó en el último lustro 178,000 documentos; Chile publicó 24,000 y el Perú sólo 1,800. Eso nos dice del nivel de competitividad de nuestras universidades.
Si con el flamante nuevo ministerio de CTI se logra el apoyo institucional para financiar la generación de una “masa crítica” de investigadores y se establecen corresponsalías con reconocidos centros del conocimiento en el exterior, podremos ser parte del futuro con derecho propio.

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Miguel E. Santillana

Economista graduado de la PUCP, MBA ESAN, .

Maestría en economía y finanzas de la Universidad de Manchester UK,.

Candidato a Ph(d).

Profesor de la Universidad del Pacífico, PUCP y la UPC, .

investigador principal del Instituto del Perú.

Redactor de temas económicos para Caretas mientras estudiaba en la PUCP.

Colaborador de varias publicaciones en el Perú y en el extranjero.

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