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lunes, 1 de mayo de 2017

En los guetos musulmanes de Marsella donde triunfa el Frente Nacional// por IRENE HDEZ. VELASCO encontrado en el mundo.es

En los guetos musulmanes de Marsella donde triunfa el Frente Nacional

http://www.elmundo.es/internacional/2017/04/28/5902230e468aeb7e7d8b45c4.html

IRENE HDEZ. VELASCO Marsella


28 abr. 2017 10:39



En los guetos musulmanes de Marsella donde triunfa el Frente Nacional FOTO: REUTERS / VÍDEO: AFP



En los barrios degradados del norte de la ciudad, de mayoría musulmana, crece el apoyo al Frente Nacional
Francia según Marine Le Pen
El fin de una era en Francia
"Ahí la tiene. Eso es todo lo que queda", asegura la señora Adiba mientras señala una montaña de escombros y deja desatendido durante unos minutos el garaje cochambroso en el que vende unas verduras de aspecto deslucido.Esa masa de cascotes y hormigón hecho añicos es el último vestigio que queda de la casa de natal de Zinedine Zidane en La Castellane, una barriada degradada a las afueras de Marsella en la que viven unas 7.000 personas y que se encuentra entre los distritos 15 y 16, en pleno corazón de los llamados Quartiers Nord. Esta es la zona con mayor proporción de inmigrantes y franceses de segunda generación de toda Marsella (procedentes la inmensa mayoría de Argelia, de Túnez, de Marruecos y de las islas Comores), con la mayor tasa de criminalidad, con el mayor tráfico de drogas, con el mayor porcentaje de paro, con el mayor nivel de pobreza. Por no haber, aquí no hay ni parada de Metro: para llegar hasta La Castellane desde el centro de Marsella es necesario tomar el metropolitano hasta la última parada de la línea roja, la de Bougainville, y allí subirse al autobús 25, armarse de paciencia y hacer media hora de trayecto.



La casa de Zidane fue derruida hace ahora un año, en un programa de remodelación de esta zona infame que al final ni siquiera llegó a arrancar. Su derribo supuso un golpe tremendo para la profesión periodística, porque la muy gastada y bastante patética coletilla "Vamos a visitar la casa de Zinedine Zidane" era la excusa que muchos reporteros ofrecían para adentrarse en este barrio siniestro. Ayer mismo, un equipo de televisión utilizó ese pretexto para tratar de entrar en La Castellane a bordo de un taxi, y fueron echados a patadas. "Fuera, fuera de aquí", les gritaron amenazantes los chavales con capucha y gafas de sol que trabajan a sueldo de quienes trapichean con droga haciendo guardia a la entrada del barrio y en todas sus esquinas, mientras comenzaban a taparse la boca con los pañuelos que llevaban anudados al cuello. Al ver eso, el taxista pisó el acelerador y salió disparado. 

La Castellane es lo que en Francia se conoce como un ZUS, una Zona Urbana Sensible. Se llama así a esos barrios a las afueras de las ciudades donde la policía no puede entrar sin que se desaten fuertes tensiones. Barrios sucios, degradados, abandonados a su suerte, donde se masca la rabia y el descontento social, donde la exclusión está a la orden del día, donde el paro campa a sus anchas. Barrios que en algunos casos han actuado como criaderos del extremismo islámico y han servido de centro operativo para algunos de los últimos atentados terroristas que han sacudido a Europa. 

En toda Francia se cuentan en total 751 ZUS. Pero sobre todo La Castellane, con sus espantosos edificios a modo de colmenas de cemento construidos en los años 50 y 60, refleja a la perfección el principal problema de Marsella. Porque el verdadero azote de esta ciudad no es ni su ya famosa criminalidad organizada ni la falta de trabajo (el paro supera el 15%, frente al 10% de media nacional francesa, y su renta per cápita ha caído con fuerza). 
La peor lacra que arrastra Marsella es el fracaso absoluto de su modelo de integración social. 

"Ya en los años 50 comenzaron a llegar magrebíes a Marsella. Pero tras la independencia de Argelia en 1962, llegaron muchísimos más. El problema es que Marsella no tenía capacidad física para acoger a toda esa masa de personas en tan poco tiempo", nos cuenta Florence Durrier, una octogenaria, mientras pasea por el puerto viejo de Marsella. Para cobijar a toda esa gente se crearon los barrios populares al norte de la ciudad, los Quartiers Nord. Y ya desde el principio se registraron problemas de integración. No es casualidad que la tasa de paro en esas zonas siempre haya sido más alta que la de la media de la ciudad.Pero, sobre todo, la concentración de esos inmigrantes en su mayoría magrebíes en esos barrios del norte, creó unos guetos espaciales y sociales en los que germinó rápidamente la semilla del odio y en algunos casos, de la radicalización islámica.

Marsella, con sus casi 300.000 musulmanes sobre una población de menos de 900.000 personas, es hoy la ciudad más islámica de Europa occidental, se calcula que en cuestión de una o dos los seguidores del Islam serán mayoría. Aspiraba a ser un modelo de multiculturalismo, de apertura, de diálogo y tolerancia. Ahí la tienen: un fracaso absoluto.

Los que viven en los Quartiers Nord no tienen ninguna fe en las administraciones públicas. "¿Política? Déjeme en paz, no me interesa la política", nos suelta con cajas destempladas la señora Adiba. Casi todos aquí se sienten abandonados a su suerte por las instituciones. 

Y por eso precisamente muchos miran con esperanza hacia el Frente Nacional. Feudo del Frente NacionalYa en las elecciones administrativas de 2014 Stéphane Ravier, lugarteniente de Marine Le Pen, fue elegido alcalde de los Quartiers Nod de Marsella, los distritos 13 y 14, la zona con mayor tasa de criminalidad de esta ciudad, lo que equivale a decir de Francia. Y en el primer turno de las actuales elecciones presidenciales aquí también arrasó Marine Le Pen. En el distrito 13 fue la más votada, anotándose el 30,97% de las papeletas; mientras que en el distrito 14 se tuvo que conformar con el 27,10% de las preferencias y un muy honroso segundo puesto, justo por detrás del líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon.


La pregunta es: ¿cómo es posible que un partido xenófobo como el FN esté al frente del ayuntamiento de los Quartiers Nord, donde alrededor del 60% de la población es de origen musulmán? En gran medida, porque los musulmanes pasan de votar, y los no musulmanes están votando en masa a Le Pen."He hecho disminuir en un 90% el número de permisos de residencia temporales para extranjeros", se jacta con frecuencia Ravier, recalcando que su partido está llevando a esta zona degradada lo que más necesita: ley y orden.Aquí en Marsella hay muchos de los ingredientes del cóctel explosivo que explica el auge del Frente Nacional. 

En Marsella se palpa el miedo, la crisis económica, el fracaso de las políticas de integración, el desastre a la hora de gestionar la inmigración. Y el Frente Nacional se convertido en la bandera de todos aquellos que desean ver renacer a la Francia de antes, a la Francia de siempre."Hace medio siglo aquí había inmigrantes italianos, españoles, portugueses... Hoy su sitio lo han ocupado estos barbudos con chilaba, que cuando no apoyan el yihadismo se muestran comprensivos en él", asegura un señor canoso, un tal Pierre, residente en el distrito 13. "Créame, Marsella era una ciudad fantástica, con una deliciosa mezcla de culturas. Pero todo eso se ha desvanecido. 

Los musulmanes nos odian, no se sienten parte de la comunidad, no salen de sus barrios, Marsella se ha convertido en una ciudad de guetos". Pero la otra parte también se siente profundamente maltratada. No es sólo que la mayoría de los musulmanes esté confinada en barrios inmundos. Aunque los musulmanes de Marsella tienen oficialmente uno 70 centros de culto, 10 de ellos en el corazón de la ciudad, no cuentan sin embargo con una mezquita central, porque la clase dirigente marsellesa no ha sabido/no ha querido crear un lugar de culto que les diera visibilidad (de nuevo, la política del gueto). La consecuencia es que por toda la ciudad han proliferado mezquitas ocultas, las 'mosquées des caves', como las llaman los musulmanes marselleses. Y allí los imanes radicales pueden decir lo que les dé la gana, porque las autoridades no tienen ningún control sobre estos locales escondidos. Ahora hay en marcha un proyecto para construir una gran mezquita con capacidad para acoger a 2.500 personas y que todos los viernes llamará a los fieles a rezar desde un minarete de 25 metros de alturaPor no hablar de la criminalidad común, que en Marsella campa a sus anchas. El peligro hoy en día es que el crimen organizado se abrace con el islamismo extremo, hasta el punto de que la policía local ha acuñado el término "islamo-mafioso" para definir a los clanes de la droga en contacto con el extremismo musulmán. En toda la región de Marsella hay unas 150 personas bajo vigilancia por sus posibles conexiones con el Estado Islámico. 

"La gente aquí vota a Marine Le Pen porque está harta de tantos inmigrantes. Y tienen razón: lo siento mucho, pero no tenemos capacidad para acoger a más extranjeros", nos suelta Yousri, un taxista de origen marroquí. Cuando le hacemos notar que, ejem, él también es un inmigrante responde: "Yo estoy aquí desde hace 23 años y vine a trabajar. Encontré inmediatamente un trabajo y he vivido respetando las reglas de este país. Pero ahora no hay trabajo ni siquiera para nosotros, así que mucho menos para los que llegan nuevos. Lo siento pero es así".


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